REVISANDO A GRENBERG
Frente a la actitud esencialista de Greenberg, típica de los manifiestos, centrada en la pintura, la actitud posmoderna es la indagación de las causas que convierten en obra de arte una producción objetual, sea individual o colectiva.
De Kant toma dos dogmas: el primero ya dicho, que postula criterios de fundamentación de lo que es una obra de arte focalizada en la pintura; y el segundo, el criterio de la incambiabilidad del arte, o la destreza para, partiendo de la posibilidad de valorar una pintura moderna, aplicar el mismo criterio para enjuiciar las producciones anteriores ==> convertir todos los museos en museos de arte moderno. Por supuesto, aplicando criterios formales, en exclusiva.
Siguiendo a Danto, la pregunta acerca de la naturaleza de la obra de arte se formula cuando ésta se concibió como la posibilidad de cualquier cosa, e influyó en el mercado (considerado en términos opresivos y hegemónicos) y la necesidad de replanteamiento estético (diluyendo el antiguo concepto estético de la belleza y haciendo lo funcionar como el elemento prescindible ante el mero estatus de obra de arte)
Objeción para nota al pie: Criterios estéticos de sustitución de la admiración por el impacto, la conmoción o la repulsión.
EL nuevo Espectador
Didi- Huberman (1992): identificar la actitud acrítica con la negación y el desprecio, lo que implica una incapacidad mara "mirar"[1] la obra de arte y, por ende, obturar toda posibilidad de debate estético.
Lo que implica la relación artística, no ya el productor con respecto a su obra, convertida en sujeto desde el momento en que el artista le transfiere dicha condición al prescindir de los criterios estéticos (técnica, artesanía, habilidad y destreza, todas puestas al servicio de la subjetualización de la obra), el canal es el mismo de siempre: la obra se expone (necesita un canal expresivo que ha sido transferido) ante un objeto pasivo activado: el espectador. El espectador es quien activa la obra: lo que vuelve a cargar de significados polisémicos el verbo "mirar".
Contra la pretensión de Greenberg de salvaguardar la cultura con mayúsculas de la cultura masificada o mediatizada, la elite apoyó a movimientos experimentales, prestigiando y redefiniendo un nuevo modelo de espectador privilegiado, el de mirada desinteresada.
Basándose en tesis psicológicas, sobre todo las del francés Lacan, se concede a la obra de arte un estatuto de sujeto[2] que observa al propio espectador, una especie de juego psicológico en el que la obra de arte lo es mientras representa el universo que contempla y se contempla a su vez en le mirada del espectador.
Cuando se concluye para preparar el hecho formal de la mirada, que miramos desde un contexto, creo que falta concretar a quién se está contextualizando cuando se habla de mirar, si del auto (convertido en mero objeto, si del objeto artístico elevado a sujeto por transferencia, o al espectador en quien recae todo el trabajo artístico) .
Formas de mirar
Basándose en las reflexiones de Aurora Fernández Polanco, la primera de las formas de mirar consiste en imaginar.
La obra no nos es ofrecida ni como objeto ni como sujeto. El contexto en que la "miramos" es el de la ausencia o el de la narratividad. Es decir, la obra no existe y nos es mostrada por documentos o vestigios, o en su caso por alguna narración. Evidentemente se trata de obras imaginadas para ser "expuestas" en un momento y en un lugar determinado, y que la primicia de su trama o su tinglado la hicieron "transmisible" por medios heurísticos o crematísticos, bien por soportes fílmicos o documentados[3].
Se ejemplifican propuestas de Manzoni (con sus huevos duros autenticados con huellas digitales propias y su trasunto de sacerdote-acólitos). La venta de certificados de sensibilidad artística de Klein y la bola de periódicos de Pistoletto.
Mirar es recorrer e intervenir, porque la obra no se ofrece cerrada y delimitada a su contemplación, sino que hay que recorrerla, investigarla, realizar determinadas acciones para que pueda completarse su contemplación. Ejemplo propuesto: Spaziali de Pistoletto, el Visible de Anselmo, el Archivo de Boltanski, o los espejos circulares de Muñoz o , finalmente los rompecabezas de Hourani.
Mirar como leer. Actitud centrada en el arte conceptual o postconceptual, "centrado en centrarse" en la idea de la obra más que en su realización física. El postconceptual es cuando se utiliza el lenguaje conceptual con sus mismas premisas, pero centrándose en mensaje extraartístico, ya sean sociales, políticos o personales. El arte conceptual se centra más en el metalenguaje artístico, el postconceptual busca un mensaje último empleando el lenguaje conceptual. La obra que se propone: Kosuth "Una y tres sillas".[4] Otro ejemplo, que al autor del texto parece entusiasmar es "La imposibilidad física de la muertre en la mente de alguien vivo", representada en el tiburón disecado[5].
Mirar como un metamirar, ir a ver más allá de lo que se ve o se muestra. Típica relación obra-espectador de los años ochenta. La obra se muestra como el proceso de la obra. No se ofrece acabada, sino en el proceso de creación. Así se brinda un paradigma, un abanico de posibilidades que queda en la mente o en la concepción del espectador[6]. También se aplica a las obras que pretenden decodificar una realidad construida por el mundo de los medios de información; "deconstruir" sus mensajes y dar posibilidad de otras interpretaciones. Su pretensión es desactivar los mensajes dirigidos, manipulados. Según el autor del texto se pretende hacer la crítica de lo representado, de la representación, como arma al servicio del poder, que ahora esta por todas partes: "el poder son los poderes" (Foucault). Contra los micropoderes hay que desplegar las microrresistencias. Ejemplificado en el mundo feminista, obra: "Tu cuerpo es un campo de batalla" de Barbara Kruger. La reflexión que se hace en el libro es acertada, aunque un poco obvia. La sugerencia es mas alta: se invoca la batalla absoluta, los campos encontrados, lo positivo y lo negativo, lo negro y lo blanco, el ying y el yang, el bien y el mal. La fotografía es la representación de la propia dialéctica focalizada en el cuerpo femenino[7]. También se incluye en esta forma artística la propuesta de Wodziczko "La proyección sin hogar". Me parece acertada la explicación, en especial en la reducción que se hace de la figura del mendigo representado en detrimento del modelo auténtico que le sirvió de base. Es la estilización: una vieja licencia estética empleada por el artista que pretende remodelar, crear y recrear y manipular la realidad en ventaja de su mensaje. Está claro que a Wodziczko le interesa sobre todo el modo de recepción de su propuesta, se centra sobre todo en el espectador.
Otro modo de mirar es equiparable a participar: ejemplo, el arte activista cuyas características son: siempre político, s desarrolla en espacios públicos y goza de la posibilidad o necesidad de implicación de participación del espectador. Se reconoce de entrada que es una manifestación parcialmente fuera de las fronteras del arte, y que obliga a replantearlas. El ejemplo "Reclamar las calles", performance protagonizada por los vecinos afectados por la construcción de la autopista M11 Y que utilizaron esta "forma artística" para protestar Función: paralizar las obras (pérdidas económicas).
Por último se describe el mirar, entendido como el no poder mirar. Ante esta manifestación artística, tengo mi propia objeción y es que creo que hay en la misma un componente enfermizo, morboso, en el que acciones artísticas se confunden o se entrelazan con prácticas sadomasoquistas a las que dota de sentido artístico o de finalidad artística. Quiero decir que, cuando Gina Pane se corta un pie y camina dejando huellas sangrantes, a uno le queda la duda de si acciones como esta se realizan porque no hay otra forma de dar cauce al mensaje, es decir se huye de la representación ( no es posible pisar tinta roja, por ejemplo), y es necesaria la sangre auténtica de la autora, o existe una necesidad enfermiza de autoinfligirse un daño por parte de estos individuos, y no encuentran otro canal para justificar su extravío que el de inventarse un ingeniosos o retorcido mensaje artístico como pretexto. El hecho de ver la propia sangre de la individua esta, Pane, en la obra "Cuerpo presente", convierte este modo de mirar en un no poder mirar, porque la huella sangrante que implica una enorme hemorragia, puede conducir al cuerpo herido del artista que la ha dejado por un lado como huella de su cuerpo, y por el otro un rastro que la lleva a la muerte, a estar de "cuerpo presente". Algo parecido puede pensarse del Rudolph Schwarkogler con el incendio de Acción 6 , y la automutilación de Brush, o la propuesta de Bob Flannagan de exhibir su propio cadáver atravesado por agujas y la idea de hacerle un seguimiento mediante una cámara instalada en el interior del ataúd para observar su putrefacción, así como en la propuesta "Crisálida . Inmortalidad" de la exposición Sick (enfermo)[8].
[1] Creo que la clave de la relación artística es el verbo mirar: en la medida en que este verbo aparezca cargado de otras connotaciones y no se redefina, estaremos hablando del arte, del objeto artístico, como algo existente en función de la carga polisémica con que activemos el verbo mirar .
[2] Otra objeción es que el arte parece quedar reducido a un mero juego psicológico incapaz de trascender, de contar, de narrar, de fundamentar nada, ni su propio estatuto como obra de arte. Toda posibilidad de generar canales estéticos o cognitivos se queda en el juego psicológico de la "mirada del otro". Desde este punto de vista, el arte aqueda desactivado a mi juicio en un mero ejercicio psicológico de intercambios de identidades: el espejo de blancanieves, capaz con su juicio estético de hacer que la máxima belleza representada por la madrastra se convierta en la máxima fealdad para acaba con una belleza, rival intencionada incapaz de contemplarse merced a un criterio "supuestamente neutral " que la magia preserva de intenciones interesadas. Este ejercicio, creo, es una especie de mecanismo de doble sentido, que ha propiciado el desahogo sadomasoquista de individuos amparados en el pretexto de esta haciendo arte. ( vgr.los artistas que se automutilan (Pane, Schwarkloger,Burden, etc. Bob Flannaghan se autodefine en SICK, como artista sadomasoquista).
[3] Este modo de mirar acaba convirtiendo la obra de arte en un ingenio, solo eso. Un golpe de vistosa narración transgresora que precisa de los contextos antiguos para existir (inconcebible la de Klein sin contar don el criterio educado de la sensibilidad artística clásica, y no se diga de la de Manzoni; sin asimilación cultura del individuo el la firma). Un juego, al fin y al cabo, algo lúdico y sin trascendencia.
[4] Veo en esta obra una inspiración en el universo platónico: la idea de silla pasa a proyecto de silla como modelo, y a su lado la silla hecha realidad física, los tres niveles del pensamiento platónico, el desarrollo básico de su teoría de las Ideas.
[5] Prosigo con la idea de que en este tipo de manifestación artística es imposible admirar lo representativo si no hay detrás una buena etiqueta. Y la de esta obra es una frase lapidaria, una tautología.
[6] Esta relación constructivista o creacionista, condicionará muchos constructos expresados en el arte de los ochenta; pero al mismo tiempo dará paso libre a muchos supuestos artistas sin talento que encontraron en esta forma un cómodo sustento ante su incapacidad para concluir la obra comenzada.
[7] Ingenioso, no hay duda. Pero, ¿qué tiene que ver esto con el arte?. Es la capacidad evocadora de una metarrealidad; y sin embargo, ¿entra esta representatividad dentro del mundo del arte por el mero hecho de "sugerir" una idea de corte filosófico? En un plano más aséptico: la obra de la misma Kruger, es vista con sesgos de izquierda. ¿No hubiera sido un poco más provocador, menos trivializado de ideología izquierdosa o izquierdizante, si bajo esta misma frase hubiera puesto el rostro de Fidel Castro, o de Bin Laden esta Kruger? Si una obra de arte obliga a consensuar, a validar o confirmar una ideología, no creo estar hablando de arte, sino de panfletos y pasquines, que es lo que me parece esta obra de la tal Kruger
[8] Y lo cierto es que este tipo de obra es inviable si no provoca el asco, la conmoción por lo violento, lo cruel o lo abyecto de su concepción y factura. Margolles y el SEMEFO, al exponer la cabeza de un caballo muerto lleno de gusanos en "La vida más allá de la muerte", o los atuendos de personas muertas en accidentes de tráfico, llenos de sangre y restos de cuerpo, en "La moda del más allá", por no hablar de la exhibición de mortajas o de vasijas con agua en la que habían sido lavados cadáveres para autopsias, etc. El límite entre el arte y la práctica morbosa sadomasoquista, sería digna de debate.
________
Este resumen corresponde al primer tema apara la asignatura "Ultimas Tendencias del arte", recogidos del libro homónimo de Yayo Aznar Almazán y Joaqín Martínez Pino.
Buenos días. Gracias por crear este espacio; es muy interesante y, sobre todo, muy útil. Un saludo.
ResponderEliminar