domingo, 26 de junio de 2011

ÉTICA NICOMÁQUEA (libro II).- ARISTÓTELES

1. La virtud ética, un modo de ser de la recta acción


La dianoética se origina y crece principalmente por la enseñanza è tiempo y experiencia; pero la ética procede la costumbre, y ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza: ninguna cosa que exite por naturaleza se modifica por la costumbre.
De todas las disposiciones naturales, adquirimos primero la capacidad y luego ejercemos las actividades. En cambio, adquirimos las virtudes como resultado de actividades anteriores. Así en las ciudades, los legisladores hacen buenos a sus ciudadanos haciéndoles adquirir ciertos hábitos.
Las mismas causas y los mismos medios producen y destruyen toda virtud ( tocando la flauta se hacen tanto buenos como malos flautistas), si no fuera así, no habría necesidad de maestros. Así los modos de ser surgen de las operaciones semejantes. De ahí la necesidad de efectuar cierta clase de actividades, pues los modos de ser siguen las correspondientes diferencias en estas actividades. Adquirir un modo de ser desde la juventud es de importancia total[1].

2. La recta acción y la moderación


Todo lo que se diga de las acciones debe decirse en esquema y no con precisión, pues en lo relativo a las acciones y a la conveniencia no hay nada establecido.
Está en la naturaleza de tales cosas el destruirse por defecto o por exceso, pero se conservan por el término medio.
Pero no sólo su génesis, crecimiento y destrucción proceden de las mismas cosas y por las mismas, sino que las actividades dependerán también de lo mismo.

3. La virtud referida a los placeres y dolores


La virtud moral se relaciona con los placeres y dolores, pues hacemos lo malo a causa del placer, y nos apartamos del bien a causa del dolor. Por ello debemos haber sido educados en cierto modo desde jóvenes para podernos alegrar y dolernos como es debido, pues en esto radica la buena educación. Así, tal o cual virtud tiene a hacer lo que es mejor con respecto al placer y al dolor, y el vicio hace lo contrario[2].
Todo el estudio de la virtud y de la política está en relación con el placer y el dolor, puesto que el que se sirve bien de ellos, será bueno, y el que se sirve mal, malo. è La virtud se refiere a placeres y dolores; que crece por las mismas acciones que la produce y es destrozada si no actúa de la misma manera, y que se ejercita en las mismas cosas que le dieron origen.

4. Naturaleza de las acciones de acuerdo con la virtud


Las acciones se llaman justas y moderadas cuando son tales que un hombre justo y moderado podría realizarlas; y es justo y moderado no el que las hace, sino el que las hace como las hacen los justos y moderados.

5. La virtud como modo de ser


Las cosas que suceden en el alma son tres:
1. Pasiones: apetencia, ira, miedo, etc. Todo lo que va acompañado de placer o dolor. Las virtudes y los vicios no son pasiones, porque no se nos llama buenos o malos por nuestras pasiones, sino por nuestras virtudes y vicios.
2. Facultades: aquellas capacidades en virtud de las cuales se dice que estamos afectados por estas pasiones. Tampoco las virtudes y los vicios son facultades, por que no se nos llama buenos o malos por ser simplemente capaces de sentir las pasiones, ni se nos elogia o censura.
3. Modos de ser: aquello en virtud de lo cual nos comportamos bien o mal respecto de las pasiones. Así pues, las virtudes no son ni pasiones ni facultades, sólo resta[3] que sean modos de ser.

6. Naturaleza del modo de ser


La virtud del hombre será el modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y por el cual realiza bien su función propia. Entre los dos extremos existe lo que denomina Aristóteles el término medio: una cosa que dista lo mismo de ambos extremos, y éste es uno y el mismo para todos. En relación con nosotros, al que ni excede ni se queda corto, y éste no es ni uno ni el mismo para todos. Todo conocedor evita el exceso y el defecto, y busca el término medio y lo prefiere; pero no el término medio de la cosa, sino el relativo a nosotros.
La virtud, como la naturaleza, es más exacta y mejor que todo arte, tendrá que tender al término medio. La virtud, entonces, es un término medio, o al menos tiende al medio.

La virtud es un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente: es un medio entre dos vicios. Pero, con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo.
No toda acción ni toda pasión admiten el término medio: algunas cuyo nombre solo implica la idea de perversidad, se llaman así por ser malas en sí mismas, no por sus excesos ni por sus defectos. Por tanto, nunca se acierta con ellas, siempre se yerra. No hay problema pues, en si está bien o mal hacerlas. Ni existe término medio del exceso y del defecto, ni exceso y defecto del término medio.

7. Ejemplos de virtudes como término medio entre un exceso y un defecto.


Casos particulares.
Virtudes
Term. Medio
Act. Relacionada
Exceso
Defecto
Audacia
Valor
Valentía
Temerario
Cobarde
Plac.y dolores
Moderación
Temperancia
Intemperante
Insensible
Dar y recibir
dinero
Liberalidad
Liberal
Prodigalidad
Tacañería
Idem (grandes
Sumas)
Espledidez
Espléndido
Extravagancia
Y vulgaridad
mezquindad
Honor y deshonor
Magnanimidad
Magnánimo
Vanidad
Pusilanimidad
Idem (g.s

Ambición
Sin ambición
Ira
Apacible
Apacibilidad
Iracundia
Incapaz de ira
Verdad
Veraz
Veracidad
Fanfarronería
Disimulador
Diversión
Gracioso
Gracia
Bufonería
Rusticidad
Agrado
Amable
Amabilidad
Obsequioso adulador
Quisquilloso
Desagradable
La vergüenza no es una virtud, pero se elogia al vergonzoso: el tímido sería la exageración y el desvergonzado el defecto. Así, la indignación como tm. Entre la envidia y la malignidad, sentimientos relativos por lo que les sucede a nuestros prójimos. El que se indigna se aflige por los que prosperan inmerecidamente, el envidioso, por la prosperidad de todos, y el malicioso, se queda tan corto que hasta se alegra.

8. Oposición de virtudes y vicios


Tres son las disposiciones, y de ellas, dos vicios ( defecto y exceso) y una virtud, la del término medio; todas se oponen entre sí de cierta menra; pues las extremas son contrarias a la intermedia y entre sí, y la intermedia es contraria a las extremas. En las pasiones, los modos de ser intermedios son excesivos por lo que respecta a los deficientes, y deficientes, en cuanto a los excesivos. Los extremos rechazan al medio, cada uno hacia el oro extremo.
La oposición entre los extremos es mayor que respecto del medio.
En algunos caos, al medio se opone más el defecto, y en otros el exceso.
1. Una causa procede de la cosa misma, pues por estar más cerca y ser más semejante al medio uno de los extremos, no es éste sino el otro contrario el que preferimos oponer al medio.
2. La otra surge de nosotros mismo, pues aquello a que, en cierto modo, estamos más inclinados por naturaleza parece más contrario al medio; así somos atraídos naturalmente más hacia los placeres, y por eso con más facilidad nos dejamos llegar por el desenfreno que por la austeridad. Por eso llamamos estas cosas más contrarias a las disposiciones: así el desenfreno, que es exceso, es más contrario a la moderación que la austeridad.

9. Reglas para alcanzar el término medio


Es tarea difícil ser bueno, es trabajoso hallar el medio:
1. El que apunta al término medio debe, ante todo, apartarse de lo más opuesto. Así debemos tomar el mal menor.
2. Tomar en consideración aquellas cosas hacia las que somos más inclinados; debemos tirar de nosotros mismos en sentido contrario a lo que nos atrae pues apartándonos lejos del error llegaremos al término medio. En toda ocasión hay que guardarse de lo agradable y del placer, porque no lo juzgamos con imparcialidad.
3. No es censurado el que se desvía del bien un poco, tanto por exceso como por defecto; pero sí lo es el que se desvía mucho, pues no pasas desapercibido. No es fácil determinar mediante la razón los límites de censura para ningún objeto sensible. Eso pertenece al individuo y su criterio reside en la percepción. El modo de ser intermedio es en todas las cosas laudable, pero debemos inclinarnos unas veces hacia el exceso y otras hacia el defecto, ya que así alcanzaremos más fácilmente el término medio y el bien[4].




[1] Aristóteles, como Platón, insiste varias veces en la importancia de la educación para la adquisición de las buenas costumbres.
[2] Se introduce un poco la referencia a Espeusipo y otros platónicos en el ideal ático de la imperturbabilidad, el cual aparece primeramente en los estoicos. “Algunos definen las virtudes como un estado de impasibilidad y serenidad”, dice Aristóteles.
[3] Por eliminación. Claro que podría haber comenzado al contrario, no de lo más primitivo a lo menos, sino a la inversa. Se hubiera visto obligado a definir prima facie la virtud como modo de ser. Es este un razonamiento dirigido y uno de los más flojos argumentos de Aristóteles en lo que llevamos de obra, porque no extrae la conclusión de la descripción de su sustancia o naturaleza, sino por relación negativa con lo que no es.
[4] Es un razonamiento que se parece mucho a una pseudo tautología si tenemos en cuenta el rodeo que ha dado anteriormente y el juego de conceptos que ha empleado.


jueves, 23 de junio de 2011

ÉTICA NICOMÁQUEA (libro I).- ARISTÓTELES

LIBRO PRIMERO: SOBRE LA FELICIDAD

1. Introducción: toda actividad humana tiene un fin.

Toda[1] acción y libre elección parece tender a algún bien, luego el bien es aquello hacia lo que todas las cosas tienden[2]; sin embargo, existen diferencias entre los fines, pues unos son actividades y otros obras aparte y otros acciones. Los fines son muchos así las actividades, en todas ellas los fines de los principales son preferibles a los de las subordinadas, no importando que los fines de las acciones sean las actividades mismas.

2. La ética forma parte de la política


El fin bueno y mejor (el bien) que pretendamos de las cosas que hacemos es aquél que queremos por sí mismo, y las demás cosas por causa de él (no está determinado por otra cosa). Debemos, pues intentar determinar cuál es este bien y a cuál de las ciencias o facultades pertenece, y ésta es la política[3].
¿Por qué? Porque ésta regula qué ciencias son necesarias y cuáles ha de aprender cada uno y hasta qué extremo. Las facultades más estimadas le están subordinadas, por cuanto que la política se sirve de las demás ciencias y prescribe qué se debe hacer y qué se debe evitar- Luego el fin de ella incluirá los fines de las demás ciencias: el bien del hombre.
La ética es una cierta disciplina política.

3. La ciencia política no es una ciencia exacta.

No se ha de buscar el mismo rigor en todos los razonamientos, sino que en determinadas investigaciones hemos de contentarnos con mostrar la verdad de un modo tosco y esquemático, y cuando se parten de premisas como la convención es bastante con llegar a conclusiones semejantes. Del mismo modo se ha de aceptar cada uno de nuestros razonamientos.
Cada uno juzga bien aquello que conoce, pues en cada materia, juzga bien el instruido en ella, y de una manera absoluta, el instruido en todo. Así el joven no es discípulo apropiado: no tiene experiencia de las acciones de la vida y los razonamientos parten de y versan sobre ellas.

4.Divergencias acerca de la naturaleza de la felicidad

La cuestión: cuál es la meta de la política y cuál es el bien supremo, pues tanto el vulgo como los cultos dicen que es la felicidad y piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Unos: que son las cosas tangibles y manifiestas ( el placer, la riqueza, los honores); otros, otra cosa; incluso una misma persona opina cosas distintas según le vaya en la vida. Algunos creen que aparte de esta multitud de bienes  existe otro bien en sí, causa de que todos aquéllos sean bienes[4].
Se ha de empezar por las cosas más fáciles de conocer: para nosotros y en absoluto. Comencemos por las primeras. Para ser discípulo bueno de las cosas buenas y justas ( política) es menester que haya sido bien conducido por sus costumbres ya que el punto de partida es el qué, y si está esta claro no habrá necesidad del porqué. Un hombre así tiene ya o puede fácilmente adquirir principios.

5. Principales modos de vida

La vida voluptuosa, la política y la contemplativa.
1. La primera: la generalidad de los hombres prefiere una vida de bestias.
2. La segunda: los mejor dotados y los activos creen que el bien son los honores, el fin de la vida política. Bien superficial a lo que parece radica más en los que conceden los honores que en honrado, y parecen perseguir los honores para persuadirse a sí mismos de que son buenos, pues buscan ser honrados por los hombres sensatos y por los que los conocen y por su virtud. Luego, la virtud es superior. El fin de la vida política es incompleto porque implica la acción y puede que el sujeto que posea estas cualidades esté dormido o enfermo y nunca los ejerza. Lo mismo podría decirse de la vida de negocios: la riqueza es útil en orden a otro bien, luego no es el bien que se busca.
3. La tercera, contemplativa se verá más adelante.

6. Refutación de la idea platónica del Bien

¿Qué quiere decir el concepto de Bien Universal?
Los que introdujeron esta doctrina no formularon un orden de prioridad y de posteridad, pero el bien se dice en la sustancia y en la cualidad y en la relación; ahora bien, lo que existe por sí mismo y es sustancia es anterior por naturaleza a la relación, y a sí no podrá haber una idea común a ambas.-
Bien” se emplea en tantos sentidos como la palabra “ser”: no podrá haber una noción común universal y única, porque no podría ser usada en todas las categorías, sino sólo en una. Luego tendría que haber una ciencia de todos los bienes y sin embargo, hay muchas ciencias.
Qué se quiere decir con “cada cosa en sí misma”: los argumentos de los platónicos no incluyen todos los bienes sino una sola especie, los que se buscan y aman por sí mismos. Los bienes pueden decirse de dos modos: los unos por sí mismos y los otros por éstos. ¿Qué bienes lo son en sí mismos? ¿Sólo se ha de considerar como bien en sí la Idea del bien? En este caso las especies de bienes existirían en vano. Pero las nociones de honor, prudencia y placer son otras y diferentes en tanto que bienes, no es el bien algo común en virtud de una idea. ¿En qué manera, pues, estas cosas son llamadas bienes: por proceder de uno solo, por tender todas al mismo fin o por analogía[5]. Lo mismo podríamos decir acerca de la Idea: algo que existe por sí mismo es uno sólo predicado común de varias cosas, el hombre no podría realizar ni adquirirlo.
El bien sería muy útil para alcanzar los bienes que se puedan realizar; poseyendo este modelo conoceremos nuestros bienes y así los lograremos. Esto parece desacordar con las ciencias: todas aspiran a algún bien, buscando lo que les falta, descuidan el conocimiento del bien mismo. Y esto no es razonable. No es provechoso tampoco para cada arte el conocimiento del Bien en sí: porque un médico, por ejemplo, se preocupa por la salud de un individuo concreto y no la idea de salud[6].

7. El bien del hombre es un fin en sí mismo, perfecto y suficiente


El bien investigado parece ser distinto en cada actividad y en cada arte.
¿Causa de las demás cosas? Finalidad: si hay algún fin de todos los actos, éste será el bien realizable, y si hay varios, serán éstos. Lo mejor parece ser algo perfecto. Y si hay un solo bien perfecto, ése será el que buscamos y si hay varios, el más perfecto de ellos. Llamamos perfecto lo que siempre se elige por sí mismo y nunca por otra cosa: es la felicidad[7], pues la elegimos por ella misma y nunca por otra cosa, a diferencia de los honres, el placer, la inteligencia y toda virtud, deseados a causa de la felicidad, pues gracias a ellos seremos felices. En cambio nadie busca la felicidad por estas cosas[8] .
Ocurre lo mismo con la autarquía[9], pues el bien perfecto parece ser suficiente: no en relación con uno mismo, sino en relación con los familiares, amigos y conciudadanos, ya que el hombre es por naturaleza un ser social[10]. Suficiente: lo que por sí solo hace deseable la vida y no necesita nada, y creemos que tal es la felicidad. Si se le añade el más pequeño de los bienes origina una superabundancia y entre los bienes el mayor es siempre más deseable. La felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de los actos.
Pero ¿qué es?
Partimos: la función del hombre. ¿Cuál es esta función? Descartemos:
1. Vida nutricional y de crecimiento (compartida incluso con las plantas)
2. Vida sensitiva ( compartida con los animales).

Luego, resta la actividad del ente que razona. La razón tiene dos vertientes, por un lado el que obedece a la razón y por otra el que la posee y piensa. Hay que tomarla en sentido activo pues parece que primordialmente se dice en esta acepción. La función del hombre, pues, es una cierta vida, y esta una actividad del alma y unas acciones razonables. La del hombre bueno, estas mismas cosas bien y hermosamente, y cada uno se realiza bien, según su propia virtud. Así, el bien del hombre es una actividad de acuerdo con la virtud. Las virtudes son varias, así será con la mejor y además en una vida entera[11].
A la hora de investigar no se debe buscar el mismo grado de rigor en todas las cuestiones, pues no debemos permitir que lo accesorio domine lo principal. Tampoco se ha de exigir la causa por igual en todas las cuestiones. Es suficiente indicar bien el hecho cuando se trata de os principio, ya que el hecho es primero y principio. Y de éstos, unos se contemplan por inducción, otros por  hábito y otros de diversa manera. Debemos, pues, intentar presentar cada uno según su propia naturaleza y se ha de poner la mayor diligencia en definirlos bien; es muy importante para lo que sigue. “El principio es más de la mitad de todo”[12].

8. La felicidad es una actividad de acuerdo con la virtud


Considerar la definición no sólo desde la conclusión y las premisas, sino también a partir de lo que se dice acerca de ella. División de los bienes:
1. Exteriores
2. Los del alma
3. Los del cuerpo.

Decimos que los del alma son los más importantes. El fin consiste en ciertas acciones y actividades, que concuerda con el razonamiento de que el hombre feliz vive bien y obra bien. Eso concuerda con los que dicen que la felicidad es la virtud o alguna clase de virtud. Aunque hay mucha diferencia en poner el bien supremo en una posesión o en un uso, en un modo de ser o en una actividad. Porque el modo de ser puede estar presente sin producir ningún bien( el dormido), pero con la actividad esto no es posible, ya que ésta actuaría necesariamente y lo hará bien: los que actúan rectamente alcanzan las cosas buenas y hermosas[13].
Para la mayoría de los hombres los placeres son objeto de disputa: en diferencia, las cosas que son por naturaleza agradables son agradables a los que aman las cosas nobles. Siempre de acuerdo con la virtud, de suerte que son agradables para ellos y por sí mismas. Así, la vida de estos nombres no necesita del placer como de una especie de añadidura, sino que tiene el placer en sí misma.
Las acciones de acuerdo con la virtud serán por sí mismas agradables. Y también buenas y virtuosas si el hombre virtuoso juzga rectamente acerca de todo esto. La felicidad, es lo mejor, lo más hermosos y lo más agradable, todas estas cosas pertenecen a las actividades mejores. Y la mejor de todas, es la que llamamos felicidad.
La felicidad necesita de bienes exteriores: es imposible o no es fácil hacer el bien cuando no se cuenta con recursos. Es entonces cuando la felicidad parece necesitar de la prosperidad, y por esta razón algunos identifican la felicidad con la buena suerte, mientras que otros con la virtud.

9.La felicidad y la buena suerte


Dificultad de si la felicidad puede adquirirse por el estudio o por la costumbre o por algún otro ejercicio, o por destino o por la suerte. De todos modos es un bien compartido por muchos hombres pues se puede alcanzar por aquellos no capacitados para la virtud por medio de cierto estudio y aprendizaje. Las cosas que existen por naturaleza se realizan siempre del mejor modo posible. Pero confiar lo más grande a la fortuna sería incongruencia.
El fin de la política es el mejor bien, pues pone el mayor cuidado en hacer a los ciudadanos de una cierta cualidad: buenos y capaces de acciones nobles.

10. La felicidad y los bienes exteriores


¿Hay que esperar a ver el fin de la vida del hombre para ver si es feliz? ¿Después de su muerte es acaso feliz? ¿Felicidad no implica actividad? Pero si no llamamos feliz al hombre muerte, sería objeto de discusión, pues para el muerto existen un bien y un mal como para el vivo en los avatares de sus descendientes. Sería absurdo si el muerto cambiara también con sus descendientes y fuera feliz o desgraciado; también lo es suponer que las cosas de los hijos en nada ni en ningún momento interesan a los padres.
Si seguimos las vicisitudes de la fortuna, llamaremos al mismo hombre feliz y desgraciado. En ninguna obra humana hay tanta estabilidad como en las actividades virtuosas, y las más valiosas son más firmes; porque los hombres virtuosos viven sobre todo y más continuamente de acuerdo con ellas. Lo que buscamos pertenecerá al hombre feliz, y será feliz toda su vida; hará siempre lo que es conforme a la virtud y soportará las vicisitudes de la vida lo más noblemente y con moderación en toda circunstancia el que es verdaderamente bueno y “cuadrilátero”[14] sin tacha. Soportar con calma muchos y grandes infortunios, no por insensibilidad, sino por ser noble y magnánimo.
Así, si las actividades rigen la vida ningún hombre venturoso llegará a ser desgraciado, pues nunca hará lo que es odioso y vil. El hombre verdaderamente bueno y prudente soporta dignamente todas las vicisitudes de la fortuna y actúa siempre de la mejor manera posible, en cualquier circunstancia. Y si esto es así, el hombre feliz jamás será desgraciado, aunque tampoco venturoso, si cae en los infortunios. No será inconstante ni tornadizo, pues no se apartará fácilmente de la felicidad.
Feliz: el que actúa de acuerdo con la vida perfecta y está suficientemente provisto de bienes externos no por algún período fortuito, sino durante toda la vida?.

11. La felicidad de los muertos y la buena o mala suerte de los descendientes


No se sabe si los muertos participan de algún bien o de los contrarios. La prosperidad de los amigos afecta de algún modo a los muertos, e igualmente sus desgracias, pero en tal grado y medida que ni pueden hacer que los felices no lo sean ni otra cosa semejante[15].

12. La felicidad, objeto de honor y no de alabanza


Todo lo elogiable se elogia por ser de cierta índole y por tener cierta referencia a algo; es claro que de las cosas mejores no hay alabanza, sino algo mayor y mejor. El elogio pertenece a la virtud, ya que por ella los hombres realizan las nobles acciones, mientras que el encomio pertenece a las obras tanto corporales como anímicas. Si la felicidad es cosa perfecta y digna de ser alabada, y a causa de ella todos hacemos todas las demás cosas, el principio y la causa de los bienes lo consideramos algo digno de honor y divino.

13. El alma, sus partes y sus virtudes


Llamamos virtud humana no a la del cuerpo, sino a la del alma; y decimos que la felicidad es una actividad del alma. El político, que ha de esforzarse en ocuparse sobre todo de la virtud, pues ha de hacer a ciudadanos buenos y sumisos a las leyes, debe conocer los atributos del alma.
Para el referente el alma habrá que recurrir a los tratados, sobre todo exotéricos[16], para analizar esta cuestión. Así que una parte del alma es irracional y la otra tiene razón. De lo irracional, es evidente que su virtud es común y no humana( el bueno y el malo no se distinguen cuando están durmiendo). Los desgraciados no se diferencian durante media vida. Parece que hay también otra naturaleza del alma que es irracional, pero que participa de la razón, pues elogiamos la razón y la parte del alma que tiene razón, tanto en el hombre continente como en el incontinente, pero aparece en estos hombres algo que por su naturaleza viola la razón. Esta parte también parece participar de la razón, pues al menos obedece a la razón en el hombre continente, y el más dócil en el hombre moderado y varonil, pues todo concuerda con la razón. También lo irracional parece ser doble: lo vegetativo no participa de la razón, mientras que lo apetitivo, y en general lo desiderativo, participa de algún modo, en cuanto que escucha y obedece. La parte irracional es persuadida por la razón.
 Así, a la parte irracional habrá que dividirla en dos: una primariamente y en sí misma; la obra capaz sólo de escuchar como se escucha a un padre.
También la virtud se divide de acuerdo con la anterior diferencia:
1. Dianoéticas: la sabiduría, la inteligencia y la prudencia.
2. Éticas: la liberalidad y la moderación.

Así cuando hablamos del carácter de un hombre no decimos que es sabio o inteligente, sino que es manso o moderado; también elogiamos al sabio por su modo de ser, y llamamos virtudes a los modos de ser elogiables.


[1] Ética Nicomáquea y Ética Eudemia. Trad. y notas por Julio Pallí Bonet. Edit. Gredos 1985
[2] [...] el autor comienza determinando el objeto de la investigación. Clasificación de las acciones morales, para llegar a la afirmación general de un fin supremo de la vida humana
[3] [...] en el sentido más noble y elevado del término: ciencia que tiene como fin finar las normas generales de la acción que aseguren el bien de los ciudadanos y de la ciudad.
[4] Alusión a las Ideas de Platón.
[5] Tópicos: tres tipos de equívoco que enumera Aristóteles sumariamente. Por analogía entiende igualdad de relación.
[6] Aristóteles no niega el Bien transcendente, sino que sea éste una idea y no una substancia.
[7] [...] ¿en qué consiste la felicidad la eudaimonía? Tema de la ética aristotélica. Todos estamos de acuerdo en que necesitamos felicidad, pero discrepamos en cuanto al concepto y cuál es el mejor camino para alcanzarla. Sus rasgos los elegimos por ella misma y nunca por otra cosa, considerando la felicidad algo que se basta por ella misma y que incluye en sí todo lo deseable de la vida. Aristóteles considera la felicidad como una actividad del alma de acuerdo con la virtud perfecta.  Luego será revisada en el Libro X: llegará a la conclusión de que la felicidad suprema se encuentra en la vida contemplativa, la cual tiene por objeto las realidades más sublimes.
[8] Problema: si hay un fin que se persiga por sí mismo y no esté subordinado a otro. En este caso, sería un fin completo frente a los otros, incompletos.
[9] Acciones centrales de la moral aristotélica. La felicidad es el bien que, cuando lo poseemos, nos hace independientes, y el hombre es independiente cuando posee todo lo necesario para su felicidad.
[10] El solitario es, para Aristóteles, un desgraciado.
[11] Excluye de la felicidad al niño y al adolescente. Sólo la edad adulta es capaz de poseer con el ejercicio de las virtudes.
[12] HESÍODO, Trabajos y Días 40
[13] La vida humana es, preferentemente, acción, y son nuestras acciones las que nos hace felices o desgraciados.
[14] Simónides (frg. Diehl, anotada y discutida por Platón en Protágoras 339ª 347ª.
[15] Aristóteles no quiere oponerse abiertamente a las creencias populares acerca de la suerte de os muertos.
[16] Extraños a la escuela peripatética; en algunos casos parece referirse Aristóteles a “escritos de la escuela “académica”.