sábado, 11 de junio de 2011

El Mapa Semántico De La Ética: Moral, Ética Y Metaética.

El capítulo segundo la obra de López Aranguren, Ética, está dedicado al principio etimológico, como comienzo de la investigación Ética. Lo etimológico como una de las vías de penetración en lo real.
Aranguren pondera  el acercamiento etimológico da un conocimiento de las palabras antiguas, toda vez que la explicación de los conceptos realizados a través de las antiguas palabras nos da la dimensión de la auténtica realidad, debido a la autenticidad de que están cargadas las palabras de las que deriva nuestra propia lengua. Nos transmite además la idea de Zubiri de que con la conexión semántica se manifiesta la pertenencia a un mismo ámbito de ser. La etimología nos devuelve las palabras a su plenitud original, patentizando en la palabra desgastada de hoy la figura potente que fue, con el peligro de que no sepamos con el uso de que se traten de palabras desgastadas.
Luego de ejemplificar, nos dice que el modo de acceder al origen se verifica por dos lenguas: la latina y la griega.  Los romanos, no obstante, perdieron mucho de los contenidos griegos al trasponer los términos griegos a los suyos latinos, válido para cualquier otra ciencia, aunque no para la ética porque los romanos eran fundamentalmente de carácter ético, tuvieron un comportamiento constitutivamente moral, vivieron practicando la filosofía práctica (Ética) y además, el espíritu romano se caracterizó por su firme carácter moral.
Más adelante analiza las palabras griegas êthos éthos y praxis.  Êthos, o desde el hombre, éthos como heixis, es decir como modo de ser o carácter, el talante (temperamento, diathesis), le correspondería el verbo latino habitus, habitudo. La comunicación entre el sentido natural y el sentido moral de la palabra héxis (hexis moral como modo de ser adquirido), anticipa el carácter real de la moralidad.
En latín, tanto êthos, como éthos (ética), se expresan con la palabra mos, mores. Diserta largamente sobre el origen y desarrollo, así como sobre el motivo acerca de cómo han ido a lo largo de la historia, intentando precisar o buscar algunos vocablos para dar matices a mos frente a lo que significan los otros vocablos griegos. Llega a explicar que la obra moral (mos, mores) para consistir en la adquisición de un modo de ser que se logra y afirma gradualmente en diferentes niveles de apropiación. El más bajo, el pathos, sentimientos); más arriba,  las costumbres; por encima, el carácter, el cual constituye una impresión de rasgos en la persona misma: carácter es la personalidad que hemos conquistado a través de la vida, (nos hemos hecho a nosotros viviendo). De ahí también mores con significado de sentimientos.
Mos en su sentido más pleno significa como êthos, modo de ser o carácter, el cual se adquiere por hábito, viviendo, por lo que también significa, costumbre.
Más adelante nos abruma Aranguren con una serie de matices acerca de la diferencia de los sentidos entre mos como êthos y mos como éthos, pasando por el trabajo de Santo Tomás y la nueva Escolástica, explicando que ya desde Aristóteles se había comenzado a deslizar desde el plano del êthos a los de hete ( héxei), desde el plano del carácter moral al de su desgajamiento en los términos distintos hábitos ( virtudes y vicios). Para precisar nos reduce lo que la Stoa realizó para contener el deslizamiento, por los tres conceptos: êthos como raíz o fuente de los actos, el término homologouménos, o vivir consecuentemente, en inalterable conformidad consigo mismo y el de la unidad fundamental de la virtud (concepto racionalista).
Siguiendo con la explicación sobre el término mos, nos dice Aranguren que perdió su sentido plenior para significar habitus (más que consuetudo o éthos, pero menos que êthos).
Más adelante nos confiesa que la etimología de mos es desconocida, aunque sería (desde el punto de vista escolástico) el modo de ser positivamente moral. Y concluye el capítulo consignando el error que a su juicio está cometiendo la escolástica actual de escribir o referir la filosofía actual en lengua latina, justificándose en que una filosofía expresada hoy en día en latín no puede cumplir fácilmente con ninguno de los requisitos de una filosofía plenamente filológica: extrañarse de la lengua de ayer y entrañarse en el habla de hoy. Porque estas lenguas aunque hayan dado origen a las nuestras, no son las nuestras, representando una renuncia a enraizar el pensamiento en el habla viva, a cambio de una precisión de validez universal.
Concluye este capítulo con el consejo de que toda filosofía que aspire hoy a ser creadora, tiene que volverse al lenguaje de la realidad ( aun manteniéndose por conveniencia como auxiliar o meramente transmisor en el latín).


Sigue las ideas antropológicas de Zubiri: idea de que la forzosidad exigida por las propias estructuras psicobiológicas, solamente en el ser humano, conforma la realidad moral. Concepción ética como “articulación de la Antropología y la Ética” o también lo que los escolásticos llaman “subalternación” de la Ética a la Psicología.
Punto de partida: confrontación de comportamiento animal y humano. Idea de la “justeza” como ajustamiento perfecto entre el animal y el medio. A los animales les viene configuradas, mientras que al hombre, aunque comparte algunas estructuras somáticas, tiene que efectuar su ajustamiento mediante la inteligencia, es decir que para subsistir biológicamente necesita hacerse cargo, habérselas (habitud) con las cosas y no sólo con los estímulos. Inteligencia como versión de la realidad en cuanto realidad: el hombre tiene que considerarla antes de ejecutar un acto (primera dimensión) y en este sentido el hombre no puede dejar de ser moral. La segunda dimensión sería convertir los estímulos en posibilidades ( instancias y recursos) con el uso de la libertad: la justificación de los actos del hombre: estructura interna del acto humano, es decir las acciones humanas han de ser realizas por algo, con vistas a algo (positivo, buenas; negativo, malas).
¿En qué consiste esta justificación? La realidad es una; las posibilidades, muchas, hay que dar razón de la posibilidad que se ha puesto en juego. Ha de pre-ferir una sobre muchas. La justificación, pues, no consiste únicamente en dar cuenta de la posibilidad que ha entrado en juego, sino también de la pre-ferencia, la cual no depende sin más de la libertad, sino que pende de las tendencias previas (ferencias), que hacen inexorable el acto de preferir. Y lo que nos hace preferir es la bondad misma de la realidad.
Resumen:
Comportamiento humano: ajustamiento del acto a la situación, que al animal le viene dado y el hombre tiene que hacerlo por sí mismo por medio de la “justificación” (primera dimensión). Zubiri lo llama moral como estructura.
Segundo sentido, justificación como justicia, el acto se hade ajustar a la norma ética. Justo es ahora “honesto”. Zubiri la llama moral como sentido.
Los actos y el hombre en el segundo sentido pueden ser justos e injustos, morales e inmorales, amorales.
En el primer sentido el hombre no tiene más remedio que ser justo o ajustado a la realidad. El hombre conduce su vida por la conducta como modo de hacerlo, y tiene que hacerlo así por estar su vida predeterminada por sus estructuras psicobiológicas, que le exigen que sea libre: el hombre es constitutivamente moral. En la disposición de hacer este ajustamiento puede ser mayor o menor, suficiente o insuficiente ( bajo de moral, desmoralizado, expresiones que tienen que ver con la moral como estructura).
La moral como contenido se monta necesariamente sobre la moral como estructura y no puede darse sin ella.

Otras concepciones éticas:
Distinción entre la moral como estructura y la moral como contenido es homóloga a la escolástica entre el ser moral en común y su especificación en bueno y malo (jesuitas españoles). Hay una moralitas in genere, una razón moral en común, un genus moris del que el hombre no puede evadirse por inmoral que sea.
Interés de Santo Tomás en mostrar la vinculación entre la inteligencia y la libertad. Ésta, para preferir una u otra posibilidad procede de la proyección de diversas posibilidades de salida de la situación actual llevada a cabo por la inteligencia. Se trata de una estructura a la vez compleja y unitaria. Desde Aristóteles: el hombre se conduce siempre conforme a lo que le parece mejor, que puede ser no el bonum moral sino el bonum sumptum.
Benedetto Croce llega a conclusiones parecidas con sus dos grados de la vida práctica: la actividad económica y la actividad moral. Querer económicamente es querer un fin, tanto racional como universal.
Esta distinción es recogida por W.G,De Burgh: los dos sentidos del rgth 1) lo que ha de hacerse ( requerido por la situación) y 2) lo que debe ser hecho (exigido por la ley moral dentro de esa misma situación).
La teoría de la Estratificación (psicólogos actuales), parte de los niveles o estratos de Platón. Nivel inferior (naturaleza biológica) impulsos con el placer como principio fundamental. El de la fuerza, la grandeza del alma. Finalmente el del nivel de l espíritu. Este último da sentido a los otros dos y a su vez se alimenta de ellos.
Nicolai Hartman distingue “fuerza y “altura”. Los principios más elevados dependen de los más bajos y sacan su fuerza de ellos y los conforman, y son libres.
René Le Senne funde fuerza con fortaleza y propone el término courage. Doble dimensión psíquica y moral que conecta con el psicologismo. Courage du bien como valor moral. Confunde como los psicologístass las esferas de lo psíquico y de lo moral.
Merleau-Ponty como Zubiri, se apoya en la biología y la psicología. Idea de estructura que encauza al hombre hacia las tendencias animales que a priori le condicionan como especie. Tanto behaviorista como Gestaltheorie, se muestran impotentes para lograr desde la psicología el acceso a la moral.
Ortega opina que la vida humana consiste en una tarea o quehacer: la moral no es una performance suplementaria y lujosa que el hombre añade a su ser para obtener un premio, sino que es el ser mismo del hombre cuando está en su propio quicio y vital eficacia.
¿La Ética es una ciencia especulativa o una ciencia práctica? Es una ciencia especulativamente práctica ( práctica porque busca el conocer como fundamento del dirigir. Especulativamente porque no se propone sino conocer. Es una ciencia directiva del obrar en cuanto a principios generales; no va a decir lo que se ha de hacer u omitir. Esta es la doctrina tradicional, y también la de Kant: no enuncia lo que se ha decir, sino cómo se ha de hacer. Es ciencia directiva de nuestra intención.
Y en otro sentido: distinción entre moral como estructura y moral como contenido.


Es una vuelta más desarrollada a los puntos tratados anteriormente.
Vuelve Aranguren a redefinir êthos, éthos y costumbre. Incide en el carácter (éthos) como puinto de partida de todo estudio ético moral.
Nuestra realidad moral son los hábitos y el carácter moral, aunque según Schopenhauer, el objeto material de la filosofía moral no son ni los hábitos ni los actos, sino solamente el carácter.
Sigue una disquisición sobre lo temprano que perdió la palabra éthos su sentido como objeto de la ética, debido por un lado al carácter menos visible de esta frente a los hábitos y alos actos, y a que el êthos no es un concepto práctico.
Puntualiza Aranguren más adelante después de un rollo infumable que el objeto material de la ética está constituido por carácter, hábitos y actos humanos.
Introduce luego el requisito temporal, el carácter discursivo e intuitivo de los actos, la necesidad de contar con la totalidad de la vida del carácter para entender sus actos y hábitos. Continuidad y discontinuidad de los actos: discontinuidad, puesto que siempre puede rehacerse el sentido de ellos.
Evocación de los  actos privilegiados (kairos): instante, repetición y el siempre (kairos) o momento de la muerte.
Instante: acto revestido de trascendencia y tal vez la decide: éxtasis ( de muy alta trascendencia) contemplación mística, rapto; serenidad; plenitud.
Repetición de la totalidad de la vida, condensadamente, no como espectador sino como sujeto aceptante que verá dos posturas: arrepentimiento o asumpción.
Zubiri introduce el siempre: el “de una vez por todas”, ahondamiento, fundamento de la mutación temporal.
Estos actos privilegiados son definitorios, pero no definitivos, el definitivo es la muerte, en el que se cumple la obra moral: el tiempo como duración (Bergson).
Luego se desvive Aranguren desarrollando este asunto en lo referente al hombre como duración: la perfección ética ha de hacerse en el tiempo y con el tiempo. Kairos (oportunidad) esesencial para la tarea moral. También conjuntamente con el bíblico pléroma ( su hora). El êthos va forjandose en los sucesivos kairos hasta llegar al pléroma. Busca la perfección: sin adelantarse al tiempo.


De todo el abanico de clases o mapa semántico de la ética, nos toca ahora el aspecto formal.
Es evidente, pues, que en el comienzo del capítulo, al hacerse la pregunta: “¿es que la moral ha de tener contenido?”, está marcando el sentido del discurso que va a continuar. Ya no es tanto el considerar lo necesario que pueda ser para una teoría moral el contenido dogmático o doxático, sino si verdaderamente puede existir una moral pura, formal, carente de contenido.
Para ello hay que aislar al bien, concepto que ha determinado a lo largo de la historia de la ética, desde Aristóteles, la finalidad de los estudios y disciplinas morales: teleología ética. (que para Aristóteles está subsumida en la general de universo). Sin embargo, el bien es un concepto indeterminado, inconcreto. “Formal”, lo buscado.
En fin, a lo largo de la historia, nos dice Aranguren, y puesto que el contenido de la moral depende siempre de la religión (dogma), ha habido dos éticas formales: la kantiana y la existencial, ambas inmersas en un contexto cultural y social de profunda crisis religiosa: época del deísmo y del ateísmo, respectivamente.
Pero la de Kant fue mucho más nominal que real, porque aunque el cristianismo había entrado en crisis la moral cristiana continuaba vigente. Y si bien en el segundo intento: el formalismo ético existencial, puestos los puntos de partida en la actitud frente a la estética religiosa o el sentimiento de la muerte de Dios, sus precursores, Kierkegard en el primer caso, era cristiano y Nietzsche formuló una ética material de valores vitales.
Pero Sartre sí era ateo, aunque el ateísmo como postura antidios, antirreligiosa, llenaba de contenido una ética de rechazo y compromiso que la alejaban de lo puramente formal. Heidegger, por ejemplo; su formalismo ético es más puro que el de Sartre, porque tiene menos negatividad sustancial
La de Jaspers es la filosofía más próxima al formalismo puro: es menos repudiadora, con lo que renuncia al contenido negativo de Nietzsche y de Sartre, por otra parte renuncia a la doctrina, reduciéndose a una grave exhortación (Appel) moral. Hay una verdad dogmática y una verdad comunicativa. La existencia se hace desde el mundo: solo la tensión y la contradicción nos impulsa a buscar, y este buscar es la filosofía.
La filosofía se queda en una meditación ético-existencial.
Hasta aquí el formalismo ético considerado como que lo importante no es el contenido sino su forma. Pero, al parecer, existe otro concepto de ética formal. En efecto, Aranguren habla de la orientación anglosajona, en el sentido de que la ética, en tanto que ciencia, no puede ocuparse de qué acciones sean buenas o malas, sino de la “naturaleza, significación y posibilidad de los predicados y los juicios éticos”.  Lógica de la ética o meta-ética: ética como análisis del lenguaje ético.
Cuatro nombres como representantes de los cuatro momentos de esta metaética:
Moore se pregunta por el predicado “bueno” y otros más y concluye que las expresiones sobre estos temas son todas sintéticas y nunca analíticas y declaran qué cosas poseen valor intrínseco o bondad.
Wittgenstein y su positivismo lógico, separa de la lógica los juicios éticos: no pueden decirse que sean verdaderos o falsos porque carecen de sentido: pertenecen más a la psicología que a la lógica.
Ch. L. Stevenson: juicio ético naturaleza dual, se refiere tanto a acuerdos o desacuerdos como a actitudes. La ética, finalidad: cambia actitudes por su modificación directa ( propaganda, sugestión, etc.) y por cambio de actitudes para modificar la convicción o creencia en que descansa la actitud. Así los juicios éticos carecen de validez científica el sentido emotivo nada tiene que ver con la verdad ni la falsedad y el razonamiento ético es extracientífico.
Toulmin: aplica la lógica de la evaluación y dice que no le compete a la ciencia responder a las preguntas últimas; pero que la ética tampoco puede elevarse a ellas. Lo que constituye objeto de la filosofía moral es eliminado del ámbito de la ética. Lo cual transforma a la ética prácticamente en un modo de vida personal, en algo que atañe a toda nuestra vida, convirtiendo lo que podría ser un libro de lógica en una autobiografía. El contenido de la ética es lo que menos importa. Aranguren concluye el capítulo reuniendo el pensamiento de estos pensadores anglosajones, los cuales coinciden en afirmar, cada uno a su modo, que ética científica, si es posible, tendrá que serlo como lógica de la ética.
Despojando esto de contenido y recurriendo a la sinopsis: el campo formal de la ética o el formalismo ético se puede ver de dos maneras: una tenido como aquello que tiende a valorar no los contenidos éticos debidos a la religión sino su contenido formal. Épocas de la historia en que la religión hizo crisis: una fue Kant con su imperativo categórico en medio del deísmo y otro fue el existencialismo ateo iniciado con Kierkegaard y Nietzsche y continuado por Sartre, Heidegger y Jaspers, en gradación descendente en cuanto a su postura formal a medida que se suavizaba su contenido negativo.
La otra manera de entender el formalismo ético ha sido con la formulación de los pensadores anglosajones del siglo XX, considerando a la ética no por la forma en que pronuncia sus juicios sino por el análisis de los predicados constituyentes de las formaciones éticas. Una lógica de la ética una reflexión de sus predicados: una meta – ética. Moore, Wittgenstein, como rechazo y reducción al psicologismo, Stevenson con el cambio de actitudes y Toulmin con la conclusión personalista autobiográfica.



[1] J.L. López Aranguren: Ética. Primera parte, capítulo 2
[2] J.L. Aranguren: Op. Cit. I Parte Cap. 7
[3] J. L.L. Aranguren: Op. cit. II parte Cap. 2
[4] J.L.L. Aranguren: Op. cit.; parte II, cap.8



El profesor Richard B.Brandt, al principio de su libro, se pregunta sobre lo que debemos considerar un problema ético, y propone como inicio del estudio de tal cuestión el preguntarse por lo que es un enunciado ético, o expresión verbal de una opinión ética. La teoría ética es un conjunto de teorías que contesta, o trata de contestar, ciertas cuestiones acerca de los enunciados éticos-

¿Qué es un enunciado ético?

Enunciado que contenga frases como “es deseable que”; “es moralmente obligatorio”; “es moralmente admirable”; “Es el deber moral de uno”;”Es reprensible”... Dice Brandt que aunque pudiera pareciera parecer poco científica o general esta definición tiene la ventaja de no obligarnos a presuponer categorías definitorias del enunciado ético que nos obligarían a ir precisando para descartar definiciones no precisas.
También los enunciados pueden ser éticos aun cuando no contengan ninguna de las expresiones anteriores.
Las palabras “deseable”, “Reprensible”, etc. son los término éticos.
Opinión ética: opinión que si se enuncia en palabras sería enunciada en un enunciado ético.

Las ramas de la teoría ética

Coincide con Aranguren en que existen dos clases o ramas de teorías éticas: una es la normativa, fijada en el contenido ( éste era el nombre empleado por Aranguren); y otra crítica ética o meta – ética ( atenta sólo al aspecto formal de los enunciados [ética formal o vacía, que decía Aranguren ]). Habla, al igual que Aranguren sobre la meta – ética como rama encargada de definir los significados, predicados o enunciados éticos. ¿No es lícito a estas alturas recordar los análisis de Moore, Toulmin, etc acerca del problema de cómo han de justificarse los enunciados éticos? Pues sí, y esta justificación depende del tipo de enunciados que sean. Así dedica Brandt los capítulos primeros de su libro a la meta – ética, a excepción de dos, y el resto a la ética formal o a la ética normativa. De este modo entramos en el tercer y útlimo de los apartados de la ética de Brandt. El uso de la teoría ética.

Ética normativa

            Pregunta con relación a los enunciados éticos acerca de cuáles son verdaderos o válidos y por qué: la respuesta de una persona a esta cuestión es sui “teoría ética normativa”.
Ha sido la que tradicionalmente se ha considerado como ética y se ha ocupado sólo de enunciados éticos generales, tales como si todo lo de una clase determinada es valioso en sí mismo.
Lo que el filósofo busca en un enunciado ético es un conjunto general de principios que tenga más o menos la misma relación con la totalidad de los enunciados éticos válidos que poseen los axiomas y postulados de Euclides con sus teoremas.
Principios:
Una persona debe realizar un acto determinado si y solo si no existe ningún otro acto que pudiera realizar en su lugar que incrementase la suma neta de felicidad del mundo más de lo que lo haría éste ( utilitarismo del acto hedonístico)
Una experiencia es deseable en sí misma si y sólo si es agradable.
El acto de una persona es reprensible sólo si no fue hecho bajo coerción.
Si una persona ha prometido hacer algo, se pone bajo la obligación grave de hacerlo.

También existen muchos principios éticos no básicos y menos abstractos que es de gran importancia determinar : “Existe un derecho absoluto a la libertad de expresión”, “La democracia es el mejor sistema de gobierno”,etc. puntos de la mayor importancia y que forman una rama que Brand llama crítica y justificación de las principales instituciones sociales o “examen de os fundamentos éticos” de dichas instituciones.
La parte de la ética normativa de una persona es el razonamiento o defensa que ofrece de sus principios o enunciados éticos. Poseer una ética normativa consiste en estar dispuesto a hacer algo: más convincente y sistematica cuanto más desarrollada.
DEFINICIÓN: La ética normativa es como estudio filosófico, una investigación dirigida a establecer y defender como válido o verdadero un conjunto completo y simplificado de principios éticos generales y también algunos principios menos generales que son importantes para lo que podríamos denominar “proporcionar el fundamento ético de las instituciones humanas más importantes.
                        Ética crítica o meta-ética

Como resumen de lo visto, podría dejar constatado que a diferencia del resto de las teorías mas o menos científicas, la teoría ética no ha avanzado nada desde los griegos, aunque en la distinción y formulación de puntos, en sutiles diferencias y formulación de algunos problemas sí se han mejorado desde la Etica a Nicómaco. Por supuesto se ha avanzado mucho menos que lo ha hecho la ciencia empírica, porque las estructuras lógicas de ambas son diferentes; sin embargo, los de la ética crítica corre más pareja que con los d la ciencia empírica.
El resto de la explicación es bastante desarrollada, y no servirá de base para hacer un bosquejo de trabajo para hacer un ensayito sobre el campo semántico de la ética que será el capítulo 1ª) y posible furuta pregunta ( es que es así, como debe verse esto).
Concluye el capítulo que el estudioso de la ética normativa proporciona enriquecimiento de las capacidades personales de comprensión, aunque mantiene reparos a propósito de la teoría légica formal: solución pensar con una mayor intensidad.


El profesor Brandt[2] mantiene que exiten dos importantes pruebas que los enunciados éticos deben superar a fin de ser justificables:la consistencia y la generalidad.

Consistencia


En la medida que el principio o principios de una persona sean inconsistentes, no cuenta ningún principio ( o convicción) en absoluto. Los enunciados éticos inconsistentes no establecen ningún enunciado definitivo acerca del tipo de cosa o conducta deseable o correcta ( ejemplos de pgs. 33 y 34, los Diez mandamiento (del tipo hacer no hacer) . Un conjunto de reglas morales de la forma “haz siempre...” puede subsanar la inconsistencia mediante un suplemento que ofrezca indicaciones relativas a la prioridad en caso de conflicto.
Los enunciados éticos, para ser aceptables, deben ser auto-consistentes y consistentes con relación a los restantes enunciados que una persona acepta. Las convicciones éticas inconsistentes no pueden ser aceptadas (al menos no todas ellas) tal como se presentan. Además un conjunto consistente no es necesariamente a su vez válido; la consistencia no es suficiente.
Se puede eludir la inconsistencia con enunciados no comparativos del tipo “esta acción es incorrecta, ésta es correcta”: aunque detenerse en enunciados de este tipo y negarse a continuar hasta exponer principios generales es inaceptable en función de otros fundamentos distintos al requisito de la inconsistencia.

Generalidad

Se aplica “sólo” a enunciados éticos particulares; y con todo tipo de predicados (p.ej. “deseable”, “incorrecto”, “obligatorio”)
Brandt entiende por enunciado ético general dos casos:
1.    Es universal (enunciado acerca de “todas” las cosas de un cierto tipo, o acerca de “todo el mundo”)
2.    No hace referencia a individuos, sino que se ocupa solo de propiedades.
(Lógica solo puede contener variables y nombres de propiedades abstractas [posibilidad de estar contenidos en una ley científica, significado explicable sin referencia a ningún particular]).
Cualquier enunciado ético particular es válido cuando puede ser apoyado (principio general implica lógicamente el enunciado ético particular) por un principio general válido en sentido general: prueba de la generalidad para un enunciado ético particular.
La prueba de la generalidad consiste en : un juicio ético particular es válido sólo si puede ser apoyado por un principio general, valido. Pero, no se sigue la invalidez del enunciado ético particular siepre que no pueda citar un principio general que lo apoye.
Puede asistir un principio general válido que apoye un enunciado ético particular, aún cuando no seamos capaces de formular el principio general.
Es prueba legítima para los enunciados éticos particulares, y un enunciado que no supere la prueba no puede ser aceptado.
Como no todos los filósofos admiten lo anterior.
Como no todos los filósofos admiten lo anterior, Brandt se explaya con una justificación de la prueba de la generalidad y una ponderación de la misma.
Para resumir a modo conclusivo el capítulo 2 del libro de Brandt: dos pruebas de los principios éticos: consistencia y generalidad para que lleguen a ser justificables. Las convicciones éticas inconsistentes no pueden ser aceptadas: aunque la consistencia no es suficiente para la validez de un enunciado. La generalidad se aplica sólo a enunciados éticos particulares pero con todo tipo de predicados.
1.    Universal
2.    De manera individual Consiste: un juicio ético es válido solo si puede ser apoyado por un principio general.
Luego se complica la explicación con una justificación de la prueba de la generalidad, en que se observa algún que otro axioma: cuando más restringido es el principio que se ofrece, menos tiene uno que defender, pudiendo cumplir con la demanda de la prueba general.
La gente mantiene opiniones éticas que no han considerado en absoluto como principios general y cuando se les pide que los defiendan como tales, se retractan.
Finaliza el capítulo aplicando la teoría de las pruebas a la moralidad de las acciones de Kant, y como en sí mismo parece una reflexión sobre la razón práctica, especialmente dedicada al libro La fundamentación de la Metafísica de las costumbres del autor aleman, no vendría mal releerlo y así dar una vuelta de repaso al tratado de Kant cuya lectura es obligada para el examen.




Ética como filosofía moral[3]

De lo que corresponde hacer a la ética.

Adela cortina dice, al hilo de un comentario acerca de la enseñanza de la ética en las aulas, que ésta, tal como la entiende el legislador, es más bien moral democrática.
La ética pluralista no debe inculcar un ideal del hombre propio de un grupo dominante, pero debe explicitar los mínimos morales que una sociedad democrática debe transmitir, sin renuncia a la vez a la propia humanidad.
Cambiar el rótulo “moral” por el de “ética” no resuelve las cosas, sino el percatarse de que la moral democrática es una moral de mínimos y la ética es filosofía moral.
No es tarea de la ética indicar a los hombres qué deben hacer. Tampoco los éticos deben convertirse en historiadores descomprometidos del pensamiento ajeno, analistas o científicos. La ética no puede prescindir de la moral, de la historia y del análisis lingüístico. Tiene su propio quehacer y puede llevarlo a cabo sólo como filosofía moral.

Ética como filosofía moral.

El paso de la moral a la ética requiere un cambio de nivel reflexivo que dirige la acción de modo inmediato a una reflexión filosófica. La ética como filosofía de la acción tiene una tarea específica: ocuparse de lo moral en su especificidad sin limitarse a una moral determinada. Tiene que dar razón filosófica de lo moral: se ve obligada como reflexión filosófica a justificar teóricamente por qué hay moral y debe haberla o por qué no hay razón alguna para que la haya.
Coinide con Aranguren aunque sin utilizar las explicaciones de éste: el mundo humano resulta incomprensible si eliminamos esa dimensión a que llamamos moral.
Cortina misma subraya que el quehacer ético consiste en acoger el mundo moral en su especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres crezcan en saber acerca de sí mismos.
Para esto, debe analizarse el perfil del ser humano con vocación ética, porque semejante quehacer requiere una vocación peculiar.

Ética como vocación.

El quehacer ético se sustenta en el interés moral y la fe en la misión de la filosofía. La propia A. Cortina ofrece la siguiente descripción de la persona con vocación ética: el ético vocacionado es el hombre al que verdaderamente preocupa el bien de los hombres concretos y que confía en que la reflexión filosófica puede contribuir esencialmente a conseguirlo.
Quien ingresa en la comunidad científica movido por motivos sólo subjetivos, renuncia a seguir la lógica de la ciencia; él ético al que no preocupa el bien de los hombres renuncia a descubrir la lógica de la acción.
Por hablar de la insatisfacción en que el positivismo y el cientificismo de todos los tiempos han sumido a la razón práctica. La razón moralmente desinteresada se causa pronto en sus esfuerzos y cualquier solución parece satisfactoria si está en la línea del interés subjetivo puesto en marcha.
La conciencia se nuestra época: la moralidad no es unitaria è relativismo. Pero existe una base moral común irrenunciable y que justifica el respeto a las diferencias de método y criterio el reconocimiento de la dignidad del hombre y sus derechos. Kant: el hombre existe como fin en sí mismo.
La razón estratégica impera en la vida pública porque los técnicos y expertos dirigen nuestras vidas y nosotros aceptamos esta dirección. Pero esta no es toda la verdad. Esta parcela de verdad que no se pliega a la razón de los expertos es el tema ético de nuestro tiempo.

El tema ético de nuestro tiempo.

¿El bien positivo?
La vida feliz. Aunque la vida feliz no es idéntica para todos los hombre, desplaza el centro de la filosofía moral hacia el ámbito del deber. O cabe sin o “aconsejar” determinadas conductas desde la experiencia y carece de sentido prescribir universalmente.
Frente al utilitarismo: la supervivencia de unos seres exige el sacrificio de otros, sólo existe una ser cuya autonomía es fundamento de deberes: la persona humana en su ansía de felicidad.
Diálogo para conjugar felicidad y deber. Elemento vital: la autonomía personal, no ejercida por individuos sino a través de diálogos intersubjetivos. Este diálogo sitúa a la ética en un punto medio entre el absolutismo y el relativismo por un lado y entre el utopismo y el pragmatismo por otro.
Entre estos cuatro conceptos, el tema ético de nuestro tiempo consiste en dilucidad si el hombre es capaz de algo más que estrategia y visceralidad, si es capaz de comunicar-se, de com-padecer.

Panorama ético contemporáneo: ¿tiempos de ética domesticada?

Alivio ante la constatación de que la ética analítica (aunque con sus ventajas de índole lógica que impidiera a los filósofos hacer el trabajo de los moralistas) ha perdido sus posiciones, y la obsesión “metaética” descriptiva ha dejado paso a un época de éticas normativas; aunque realmente se trata de éticas no mucho o poco normativas. Impresión suscitada por el hecho de que el “mapa ético” contemporáneo coincida “felizmente” con el trazado de los mapas geográficos socio-políticos: ética marxista-leninista en los hasta hace poco llamados “países del Este”; el utilitarismo y el pragmatismo, en los anglosajones; la ética de la liberación, en América Latina; la ética del diálogo en el oeste del continente europeo, ética que pretende recoger los logros de la hermenéutica gadameriana y del marxismo humanista.
Menos la ética de la liberación, las restantes tendencias no parecen decir en sus respectivos países más de lo que el público, sin traumas, puede escuchar. Etica domesticada, expresiva del hecho de la unidad de la vida humana, en virtud de la cual resulta irracional despreciar cualquier factor como irrelevante. Porque quien desee verdaderamente hacerse cargo del mundo humano no puede descuidad los factores “ materiales”, ni los “ideales”.
Asombra hasta qué punto las tendencias éticas han ido adquiriendo “un cierto aire de familia”, han ido aproximándose unas a otras en el intento de dar cuenta de la realidad moral. Es la época de los “neos”, aunque con la novedad de que las distintas tendencias han ido adoptando actitudes similares en puntos cruciales.

El utilitarismo

La más antigua de las doctrinas ( nació en la Grecia de Epicuro).
El utilitarismo epicúreo se configura como un hedonismo individualista, cuya fundamentación descansa en una constatación psicológica: que el móvil de la conducta de los seres vivos es el placer, la felicidad consiste en el máximo placer posible. Esta constatación psicológica es uno de los pilares fundamentales del utilitarismo inglés, reelaborado por ingente multitud de autores desde el el XVIII, que permanece vigente en nuestros días.
Las éticas de hoy son eticas del máximo de satisfacción posible con respecto a deseos, necesidades, intereses y preferencias, como hecho insobornable. Este afán de fundamentar la moral en hechos se debe a las causas:
A.                  Conciencia de “naturalización” y de finitación. El hombre no es un ser dotado e características casi sobrenaturales frente al resto de los vivientes, sino natural, limitado como ellos y procedentes de la evolución. Su derecho descansa en el hecho de tener aspiraciones e intereses. Maximizar su satisfacción es la tarea de la moral: pero no la individual, sino la social.
B.                  Deseo de encontrar para la moral un fundamento objetivo que no sea cuestión de bustos, sino sobre el que se pueda argumentar. Este rasgo hace del utilitarismo un hedonismo social, no individual, que se construye sobre dos hechos psicológicos:
a.    La constatación de lo que los seres vivientes desean es el placer (hedonismo)
b.    La constatación de que en los hombres no sólo existen sentimientos egoístas, sino también altruistas: uno de los mayores placeres para quien los cultiva debidamente è el principio de Utilidad rece asÍ. Lograr la mayor felicidad del mayor número”.  Así se comprende que la aplicación del criterio de utilidad a la organización sociopolítica tenga como resultado el Estado benefactor de las democracias liberales.
La aplicación del utilitarismo supone la ampliación de la priudencia individual a la sociedad, pero esta virtud, aceduada para dirigir la vida de los individuos, aplicada a la sociedad, produce injusticias.

El marxismo-leninismo

El saber marxista no es sabiduría moral, sino ciencia de la historia que excluye toda suerte de juicios de valor. No hay separación entre lo que es y lo que debe ser.
Junto a la moral de las clases dominantes, que definen los intereses de clase, es posible rastrear una “moral humana común”, una moral que defiende los intereses de la especie humana y que está representada por la moral e los trabajadores a lo largo de la historia: la moral comunista: su contenido revela aquella clase que lucha por el socialismo. Los valores de igualdad, libertad y fraternidad, aparecen despojados de deformaciones porque los intereses de la clase trabajadora son los intereses de la humanidad. è identifica los intereses morales con los intereses objetivos y éstos, a su vez con los intersubjetivos: es una ética normativa è coincide en esto con las restantes éticas dominantes. Dificultades: el problema de la libertad y el del acceso a la verdad moral. No reciben estas cuestiones el mismo tratamiento.
Ø  Mecanicista: la conciencia se encuentra determinada por el lugar ocupado involuntariamente en el proceso productivo:: tiene que venir determinada por la clase trabajadora. è ésta decide cuáles son los intereses objetivos, pero no hay libertad de optar
Ø  No mecanicista: reflejo de la realidad material. è a ésta le es posible optar a favor de la necesidad histórica, pero son los expertos quienes determinan los intereses intersubjetivos è dogmatismo.

Ética dialógica.

Tradición en el diálogo socrático.
Coincide con las otras en ser una ética normativa: intenta hallar un fundamento para el hecho de que haya moral y de que debe haberla.
Sujeto: valor recuperado como interlocutor competente en una argumentación.
Las necesidades e intereses de los hombres constituyen el contenido de la moral, aunque con esto no queda claro cuál es la forma de la moral. La gran mayoría de los expertos coinciden en considerar que son los sujetos humanos quienes tienen que configurar la objetividad moral: una decisión intersubjetiva de cuantos se encuentran afectados por dicha decisión moral. Son, pues, los afectos quienes tiene que decidir qué intereses han de satisfacerse primero. El diálogo que culmine en un consenso entre los afectados será el único procedimiento moralmente correcto (quitará dogmatismo a la decisión, y la hará racional y argumentable).
è Hay que suponer una situación ideal de diálogo expresiva de una forma ideal de vida: garantía de que es posible un consenso en que se reconozcan los intereses universales como criterio comprobador de la corrección de los consenso fácticos. Tal meta no es incierta: sólo pueden hacer efectiva su realización la unión del crecimiento técnico y sobre todo el progreso moral de los intervinientes.
Las éticas dialógicas mantienen que la liberación humana tendrá lugar si, además de la técnica, crece la disponibilidad de los hombres a tomar decisiones mediante consensos que atiendan los intereses universales.

Ética de la liberación


Son los mismos afectados quienes tiene que asumir la dirección del proyecto moral.
Se da en los países latinoamericanos: aparece como propuesta de subvertir totalmente el orden sociopolítico establecido por razones morales, ante el cual el revolucionario se encuentra moralmente desasistido; por lo que es urgente confirmar que su actitud está legitimada, no desde el orden presente, sino desde un orden futuro utópico, que él mismo está construyendo con su revolución.
Dos elementos clave:
Ø  La experiencia: de los oprimidos
Ø  Concreción; en la concreta situación de América Latina, exige que los imperativos y las virtudes morales se pongan al servicio de los pobres.

Por una ética filosófica[4]


Es extendido el convencimiento de que la ética constituye una parte de la filosofía, pero no queda tan claro que no pueda cumplir su tarea sino como parte de la filosofía.

El ámbito de la ética.

Etica: el saber de lo práctico (Aristóteles EN) = cosas que puede ser de otra manera. Tiene por objeto el deber referido a las acciones buenas que se expresa en los juicios denominados “morales”.

El objetivo de la Ética: la concepción de la moralidad.

La ética trata de esclarecer si es acorde a la racionalidad humana atenerse a la obligación universal expresada en los juicios morales.

El objeto de la Ética: la forma de la moralidad

Discernir la forma en virtud de la cual un contenido deviene moral: hallar una razón suficiente de la forma moral. Si tal razón debe ser expresado mediante un juicio con contenido, el contenido será ético y canónico, no moral y prescriptivo.

Ética como parte de la filosofía.

La filosofía se presenta como el esfuerzo conceptual dirigido a esclarecer cuáles son los fines auténticamente racionales para el obrar humano è la ética constituye su consumación: determinar las categorías necesarias para concebir el deber en relación con los fines auténticamente racionales del hombre: la verdad del deber ser por medio de conceptos.

La filosofía como sistema.

Misión de la filosofía: construir un sistema lógico-trascendental que señale los distintos niveles lógicos del saber, el conjunto de categorías necesarias para comprender cada uno de ellos, el método y criterios de veración y  las relaciones lógicas entre los distintos niveles.

Los métodos de la ética

Métodos inadecuados.

La ética no puede alcanzar la verdad de la forma moral sino como parte del sistema filosófico.
1.    Método descriptivo – explicativo: propio de las ciencias sociales è no posee instrumentos para justificar la forma de la moralidad. No supera el relativismo moral: derivando en costumbrismo o en el falso diseño de un criterio universal de moralidad.
2.    Método histórico: utilizado por la historia de la moral para explicar el origen histórico de los conceptos è pero el origen y sentido no justifica su verdad de modo racional.
3.    Ética con contenido moral, è la ética usará de lenguaje prescriptivo (nunca el canónico o normativo)
4.    Análisis del lenguaje. Defecto: monopoliza el término “metaética” y no ha cumplido sus objetivos señalados por Lenk:
a.    Mantener la neutralidad de la “metaética”
b.    Aplicar el análisis del lenguaje cotidiano
c.    Caracterizar lo específicamente moral.
La mera descripción de las proposiciones no puede caracterizar lo normativo, siendo preciso aclarar las expresiones en su contexto pragmático è metaética no normativa.

Métodos adecuados.
Los trascendentales: pretenden justificar racionalmente aquellos fakta (faktum, el faktum de la existencia de juicios con forma moral) que parecen exhibir la forma de la razón: coherencia racional.
1.    La Ética Dialógica. Iniciada por el Socialismo Lógico de Peirce, y continuada por Habermas, K.O. Apel y la Escuela de Erlange: punto de partida el faktum rationis de la Argumentación. La condición de posibilidad puede ser además de la lógica trascendental, la Semántica y la Pragmática trascendentales. Incluyen
a.    Quienes argumentan hacen opción por la verdad è la argumentación es imposible sin una opción moral: es imposible lógica sin ética.
b.    Sólo resulta coherente postulándose por una comunidad ideal de argumentación: comprensión entre interlocutores, ideal.
c.    Imperativo de la promoción de la realización de la comunidad ideal de argumentación en la comunidad real. è Principio Moral de la Transubjetividad expuesto por Apel.
d.    Pretensión de recoger los logros obtenidos por los últimos análisis semióticos y el desarrollo de la dimensión social, añadiendo la dimensión pragmática del lenguaje (fundamental).
2.    La Lógica Trascendental. Expresa la razón suficiente de la forma moral mediante un juicio material
a.    Juicio ético y no moral
b.    Es canónico y no de debe prescriptivo
c.    Es canon de conducta para cuantos quieran ser fieles a su propia humanidad, porque es afirmación de realidad conocida únicamente por vía moral: existencia de un valor absoluto; renuncia a obedecer implica incoherencia de quien obra.
d.    Es fundamento teleológico è incluye el concepto de “fin” como categoría fundamental de la ética para la concepción de la moralidad: un fin que es específicamente moral, por cuanto puede ser elegido.
3.    Hecho: existencia del discurso moral.
a.    Análisis del uso lógico de las expresiones y juicios “morales”
b.    Intento de esclarecimiento mediante categorías de disciplina no-éticas.
c.    Estas categorías suficientes è no es necesario “ética”.
d.    Determinación de las categorías éticas.
e.    Fase última: establecer el fundamento de la moralidad.
Ventajas del método sistemático
Pretende solucionar dos problemas: ofrecer marco para argumentación universal práctica, y el criterio para la preferencia racional entre códigos morales.
1.    Argumentación universal deviene imposible si cada uno permanece inconexo. Cualquier juicio moral viene sustentado por un sistema (implícitamente), incurre en dogmatismo quien se niega a revelar su sistema y a entrar en el ámbito de argumentación universal mediante la inserción en el sistema del todo.
2.    (Muguerza) Aun cuando cada código posea racionalidad interna: la imposibilidad de ofrecer mejores razones para preferir unos a otros, invalidaría el progreso moral. La moralidad misma sería invalidada si no se condiciona la posibilidad de la moral a la preferencia racional entre códigos.

Urgencia y dificultad de una fundamentación racional de la moral

Estableciendo la base de una moral universal.
K.O. Apel: paradoja. La necesidad de una moral universal, vinculante nunca había sido tan urgente (consecuencias planetarias de las ciencias): pero, los efectos del microámbito (familia, pareja, vecindad) mesoámbito (política nacional) y macroámbito ( destino de la humanidad): las normas morales todavía acentúan el ámbito íntimo. En la política nacional privan los egoísmos de grupo y las razones de Estado è posibilismo y la eficacia. Del macroámbito se ocupan unos pocos iniciados. Sin embargo, los peligros de la civilización técnica y científica se localizan en el nivel de macroámbito, porque amenazan a toda la humanidad en su existencia. Paradoja: nunca pareció tan difícil la tarea de una fundamentación de la moral precisamente merced a la ciencia (ha capitalizado la categoría de “objetividad”, identificándola con “neutralidad” o libertad de valores”. Las decisiones, son pues, irracionales. Si los fines últimos no pueden ser justificados, peligra nuestra existencia.



Virtud versus felicidad

Vive bien quien se rige por una razón prudencial, por una razón que le ayuda a discernir lo que le conviene. Pasa revista a este concepto desde los griegos hasta nuestros días, bosquejando al final de la historia dos tipos de utopías a primera vista inconciliables: las utopías sociales, urdidas en torno a la idea de dicha, y las utopías jurídicas, respaldadas por el concepto de dignidad humana. Desde la edad media enlazando con la estoica griega la ley moral empieza a cobrar un protagonismo impensable en el perfeccionismo aristotélico. La ley moral, como expresión de la voluntad de dios para los hombres, promete la felicidad a cuantos la cumplen è ley y felicidad si identifican. èèè Es preciso asegurar ante todo el cumplimiento de la ley, que la felicidad ya vendrá, si no en éste, en el otro mundo. A. Cortina piensa que sólo este triunfo de la vertiente jurídica de lo moral hizo posible un fenómeno tan extraño a la experiencia de la felicidad como la casuística: la aplicación de la ley a los casos concretos conflictivos.
Cuando la religión dejó de constituir el sustento de la moralidad: la ley, bajo la forma de deber, dio en ocupar el primer puesto en el campo de lo moral. Cobran fuerza las éticas deontológicas que nos inclinan hacia un “estar bien” inmediato. Según Nietzsche plasman la moral del camello, cargado de fardos. En el siglo XVIII, el juicio “el hombre virtuoso es feliz” se ha convertido en un juicio sintético.

Crítica a la escisión de los dos lados del fenómeno moral.

La separación entre el interés moral y los intereses empíricos, se ha producido en la historia necesariamente.. La creencia en un orden racional objetivo queda disuelta, y, por tanto, la razón moral se encuentra exenta de la obligación de captarlo, convirtiéndose así en razón subjetiva calculadora, que pretende conciliar los intereses antagónicos según criterios de utilidad. Kant: el bien no se identifica con el cálculo, y el deber se funda, en una voluntad autónoma: el criterio de actuación tiene que ser formal, para poder librarse del residuo naturalista.
Pero el modelo kantiano tiene que ser superado porque el formalismo no permite legitimar ningún contenido concreto de la moralidad y se limita a legitimar lo dado. Dado que la virtud constituye el reflejo de lo ético en lo individual, determinado por la naturaleza, la costumbre se muestra como superior, como ley que corresponde al espíritu de la libertad.
Siglo XX: se abre bajo el signo del hedonismo, búsqueda de la felicidad, rechazo del kantismo,
Las corrientes liberales –defensoras del hedonismo utilitarista- reafirman su convicción de que la felicidad, entendida como placer, constituye el motor único de la vida moral y que el altruismo es un factor felicitante. Virtud: la justicia. Se trata de asesorar a los que deciden en la vida política sobre cómo son posibles los juicios de bienestar social. El bienestar es prioritario con respecto a la justicia para estas teorías, pero la justicia es un elemento imprescindible para el bienestar social; los individuos no aceptarán determinadas situaciones sociales si no las consideran justas. La colectividad sólo aceptará una determinada situación social si reviste determinadas condiciones de racionalidad y justicia.
También contra las éticas deontológicas, las corrientes nietzscheanas: el orden moral impuesto por la razón no existe; la voluntad es quien crea los valores desde el caos.
Igualmente hicieron lo propio las corrientes socialistas (Horkheimer y Marcuse) El materialismo de Horkheimer apuesta por la felicidad concreta, que sólo se alcanza en la identificación del interés individual con el universal. Dicha identificación requiere la superación del punto de vista moral, contando con la política y el derecho.
Marcuse también considera que la felicidad material es la meta de la filosofía materialista. El hedonismo transformado que propone no quiere depender de una lotería exterior. Las necesidades no son algo dado, sino que vienen configuradas por el sistema. De ahí que el desarrollo actual de la técnica abra el camino a una sociedad del ocio que permita transformar las necesidades propias de la era del trabajo alienado. El homo ludens sustituirá al homo faber. Placer y deber se identifican, con Marcuse virtud, entendida como obediencia al deber, y felicidad, resultan identificados gracias a la total transformación social.
El triunfo del camello: ética de mínimos.
La visión de A. Cortina es pesimista. Primero hace balance de la previsión de Marcuse (1938) y las tendencias éticas sobre la virtud y la felicidad en el mundo actual. Ni la revolución esperada ha venido ni parece estar por venir. Hay recursos técnicos suficientes para que todos pudiéramos gozar de las excelencias humanas, pero los recursos técnicos no bastan. La sociedad no hace del trabajo su centro, pero se convierte en una sociedad de parados, que no de ociosos. La felicidad continúa en manos de la lotería, de la anarquía. El hombre virtuoso es feliz: sintético a posteriori, porque la conexión de ambos términos está a merced de la más pura causalidad.  Si el hombre virtuoso es


[1] De “Teoría etica” de Richard B. Brandt. Alianza Universidad Capitulo I
[2] Capítulo 2 del Libro “Teoría ética” ibid.
[3] Del libro “Ética mínima” de Adela Cortina. Capítulo 1
[4] A. Cortina: op. Cit. Cap. II parte tercera. Reelaboración de “Apuntes sobre la concepción y método de una ética filosófica”.

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