miércoles, 28 de septiembre de 2011

GUZMAN DE ALFARACHE.- Mateo Alemán (Comentario de texto 1)



“Díjele que iba a la corte, que me diese de comer. Hízome sentar en un banquillo cojo y encima de un poyo me puso un barredero de horno[1], con un salero hecho de un suelo de cántaro, un tiesto de gallinas lleno de agua y una media hogaza más negra que los manteles. Luego me sacó en un plato una tortilla de huevos, que pudiera llamarse mejor emplastro de huevos.
Ellos, el pan, el jarro, agua, salero, sal, manteles y la huéspeda, todo era de lo mismo. Halléme bozal[2], el estómago apurado, las tripas de posta[3], que se daban unas con otras de vacías. Comí, como el puerco la bellota, todo a hecho[4]; aunque verdaderamente sentía crujir entre los dientes los tiernecitos huesos de los sin ventura pollos, que era como hacerme cosquillas en las encías. Bien es verdad que se me hizo novedad y aun en el gusto, que no era como el de los otros huevos que solía comer en casa de mi madre; mas dejé pasar aquel pensamiento con el hambre y el cansancio, pareciéndome que la distancia de la tierra lo causaba y que no eran todos de un sabor ni calidad. Yo estaba de manera que aquello tuve por buena suerte.


COMENTARIO

El texto es un fragmento correspondiente al capítulo III del primer libro de “Primera parte de Guzmán de Alfarache”, novela picaresca escrita por Mateo Alemán en 1599. Esta obra es en realidad la más importante novela picaresca de nuestras letras después de El Lazarillo, la que sirvió con su aparición para catalizar y fijar los caracteres generales de este tipo de novelas tomados directamente de esta obra insólita.
La novela a la que corresponde el anterior texto es la segunda obra en la producción total del autor, y sigue la línea de intención moral de su anterior obra, “Prólogo a los proverbios morales de Alonso Barros”; cuestión que continúa en la siguiente obra, “Vida de San Antonio”, en 1604. La novelística de Mateo Alemán se caracteriza por un contenido moral de amargo escepticismo, cuestión que contribuirá a otorgar al Guzmán el tono tétrico y sórdido que recorre todas sus páginas.
En la primera parte de la obra, Guzmán nos cuenta la baja condición de sus padres y la envilecida situación de éstos cuando él vino al mundo. De muchacho, Guzmán deja su casa y se marcha a Madrid, llegando convertido en pícaro. Más tarde embarca hacia Italia para conocer a su familia. El muchacho, muy joven aún, es continuamente engañado sin obstar el hecho de que, para vivir, realice varios hurtos y lleve a cabo pequeñas estafas. Errante por Italia, de desengaño en desengaño, llega a roma donde queda adscrito al servicio de un obispo. No le irán bien las cosas allí por distintos motivos, de modo que al final decide dejar el servicio del clérigo y ejercer nuevamente de pícaro, hasta entrar al servicio de un noble rico y afamado, del cual se hace Guzmán confidente. Aquí da por terminada Alemán la primera parte de su obra.
El texto propuesto se refiere a la primera salida de Guzmán; en aquél se detallan con gran amargura los detalles del primer desengaño que el chico recibe del mundo. Llegado a Cantillana cansado y muerto de hambre, pues desde que abandonó su casa no había probado bocado, guzmán entra en un mesón del que es dueña una mujer tan puerca como avara. Aquí se inserta el fragmento. Sólo cuando guzmán recapacite más tarde sobre el hecho, sentirá el asco material de las náuseas y la repugnancia moral, lo cual supone la entrada en el niño Guzmán de una experiencia negativa producida tanto a su orgullo herido como a su conciencia.
El tema del fragmento es la justificación de la voracidad desmedida de Guzmán por el apremio de una hambre atroz, que no se recata ante la suciedad ni ante la miseria ni ante una comida repugnante-
ESTRUCTURA
Apartado a) Líneas 1-7 :Descripción general de las viandas. Estado físico exterior de Guzman-
Apartado b) Líneas 7 (“hallaré”)- 8 (“vacías”): Descripción del estado físico interno (hambre).
Apartado c) Líneas 8 (“comí”) – 10 (“encías”): Narración de la acción de comer.
Apartado d) Líneas 10 (“bien”) – 14 : Impresión que le produce a Guzmán la comida. Conclusión.

ANÁLISIS

Apartado a)

En la primera línea, guzmán pide la comida a la huéspeda. ¿Por qué dice que va a la corte? Quizá con esto pretende darse prestigio para asegurarse una buena comida. El hecho de que vaya asociada esta frese a la siguiente en la que pide la comida en relación asindética, confirma el razonamiento anterior. Estas frases son previas al tema y sirven de entrada y como elemento de contraste para destacar posteriormente la magnitud del hambre de Guzmán.
En el resto del párrafo correspondiente a este apartado, Guzmán describe las características físicas del comedor, el menú y el trato al cliente. En primer lugar, Guzmán refleja el trato humano de la mesonera, la cual no invita al cliente a sentarse, sino que lo obliga. Esto viene reflejado en el texto por la perífrasis “Hízome sentar”. Luego va enumerando las circunstancias previas a la comida; recurriendo el autor a la sátira para ofrecer al lector un espectáculo sórdido, en donde destacan la miseria y la suciedad (componentes del tema) hasta la deformación. La palabra “banquillo” revela al mismo tiempo un tamaño pequeño, una despreciable forma, reforzada seguidamente por el adjetivo (único directo de la descripción) cojo, y  también una anticipación en alusión a sus futuros problemas con la justicia. Guzmán come sobre un poyo, lugar donde suele sentarse mucha gente, no directamente sobre la piedra, sino sobre un trapo inmundo al que llama metafóricamente “barredero de horno”. Tenemos, pues, una imagen desagradable donde se resaltan por un lado la miseria del muchacho (no tiene ni mesa ni silla donde comer dignamente, sino un banquillo cojo que le obliga a estar en una forzada posición para mantener el equilibrio, y un asentadero), y por otro la suciedad (alusión indirecta al insinuar la dudosa higiene de la superficie del poyo, donde ponen sus posaderas las personas; alusión directa al definir el trapo sucio).
Lo mismo ocurre con la definición del salero plano equivalente a miseria (“suelo de cántaro”), con el vaso de agua, sucio y asqueroso (“tiesto de gallinas”) y con la baja calidad del material, equidistante tanto de la miseria como de la suciedad en lo referente a los aliémonos (“hogaza más negra que los manteles”, “emplastro de huevos”). La imagen en sí es desoladora. Desde luego, tal espectáculo debiera quitarle el apetito al más pintado. Guzmán repite en rápido asíndeton las viandas de que dispone; pero esta vez incluye a la mujeruca que es responsable de tan malo servicio (“todo era lo mismo”). La huéspeda, pues, reúne en sí las condiciones de miserable, puerca y asquerosa, características de todo lo que es consecuencia de ella misma, es decir, de su servicio deplorable. Insinúa la baja calidad de los alimentos en relación de aproximación con el vaso que los contiene. Así el agua, si su vaso es un tiesto de gallinas, estará sucia y apestosa; la sal, estando depositada sobre el suelo de un cántaro, superficie sucia que ha estado seguramente en contacto con toda clase de terrenos, deberá de estar negra, siendo su contacto repelente. Todo esto va recargando la situación previa a la acción, procedimiento éste muy típico del arte barroco. Este fragmento es de gran fuerza descriptiva. Se advierte la ironía mal intencionada en el uso de las metáforas, bastante sugestivas y plásticas. Por el uso del pronombre enclítico en verbos y por la  voz “huéspeda” significando mesonera, en lugar de como ahora lo entendemos, es decir, cliente o, mejor, invitado, podemos situar este texto entre nuestras letras clásicas castellanas.

Apartado b)

En este apartado se describen las circunstancias del personaje protagonista. Hemos pasado del plano social, la oferta del mundo, al plano individual, la demanda de comida que tiene el pícaro hambriento. El tema se nos ofrece descarnado, descrito sin enmascaramientos. Las circunstancias internas parten todas del verbo enclítico “Halléme”, forma verbal muy usada en el siglo de oro.
Estas circunstancias son:
1ª “Bozal”: forma popular que indica inexperiencia. Cualidad tal que está al servicio de la voracidad de guzmán (tema). También excusa aquí el pícaro su falta de cautela al lanzarse sin trabas a la ejecución de un hecho que para él ha de ser humillante (el engaño).
2ª “Estómago apurado”: equivale a hambre pura-
3ª “Tripas de posta”: insinuación folklórica, propia del carácter realista de la novela picaresca, que se completa más adelante con la frase de relativos:”que se daban unas con otras de vacías”. Supone una exageración del tema por recargamiento de la idea, procedimiento típicamente barroco.

Apartado c)

Aquí se narra la satisfacción del hambre, la consumación de la idea causal del tema. La primera frase comienza con un verbo indiscutible:”comí”. La frase insertada” como el puerco la bellota”, nos ofrece la imagen sórdida de la voracidad animal de Guzmán, incapaz de contenerse ante lo sucio y miserable del ambiente y los objetos. Ni siquiera lo hace ahora, ante la repugnante descripción de los polluelos crudos crujiendo en su boca, entre los dientes. Es evidente la exageración de la circunstancia concomitante: el hambre es tan fuerte que es capaz de ausentar de la cabeza todo aquello cuya visión estorbe a sus fines. Aquí se afana el campo para realizar la verdadera misión del texto: justificar este hecho del que el autor (Guzmán adulto) no se siente orgulloso.

Apartado d)

Puede dividirse en tres momentos principales:
1.      Guzmán se da cuenta de que ocurre algo raro: “se me hizo novedad”, “en el gusto”. Es una construcción enunciativa que prepara el tema. El adverbio aún, refuerza el contenido de la frase respecto de la anterior. No sólo hay diferencias en cuanto a características físicas, sino también en el gusto.
2.      Justificación general evadiendo el problema con los argumentos “hambre”, el más destacado de este fragmento” el “Cansancio” también le sirve de excusa y también, algo externo al pícaro, “la distancia de la tierra”, “calidad de todos los huevos”. Es decir, en el momento de producirse el timo de la mesonera, Guzmán se da cuenta a medias de que lo que le han dado no es auténtico; existen diferencias entre los pedido y lo recibido que se fundamentan en la experiencia adquirida en otro lugar de la tierra.
3.      La conclusión de Guzmán es que ha estado todo bien. No hay suficiente fuerza que no justifique satisfacer el hambre, aunque sea en condiciones degradantes. La última frase culmina la idea central de tema: “aquello tuve por buena suerte”. Es decir, Guzmán en estos momentos tiene como idea principal la satisfacción de las necesidades de su cuerpo al precio que sea, porque esto lo considera de tan primaria necesidad como positivamente correcto. La escritura de la novela responde a una necesidad moral; así pues, el hecho está justificado por la inexperiencia del chico, por la situación vergonzosa que supone el que lo timen.

CONCLUSIÓN

El fragmento desarrolla una deducción psicológica excelente. Revela el autor gran conocimiento del ambiente sórdido de las bajas gentes. Existe un gran recargamiento de imágenes y alusiones irónicas que tienden a la sátira, cualidades ambas muy propias del estilo barroco. Comparte las características de la novela picaresca por los hechos: narración en primera persona de un ser vil que lleva una vida itinerante al servicio de varios amos en persecución del bienestar social y pecuniario.
Todo el párrafo destila pesimismo, conseguido por medio de sórdidas imágenes en las que aparecen primarios instintos de la naturaleza humana: sobe todo la voracidad y la avaricia. El regusto del autor (protagonista-narrador desde el pasado) por las visiones repugnantes que han repelente el texto. La acumulación de imágenes retorcidas concede al texto un tono negro y lúgubre, plagado de ironías sangrantes; estilo que dista mucho de la frescura ingenua del Lazarillo, de cuya obra recoge el guzmán la técnica, pero no el espíritu.





[1] Lo que servía de mantel era un trapo sucio, como lo sería un trapo para limpiar el horno.
[2] Inexperto
[3] Como los caballos de posta, que por lo cansancio de haber corrido mucho se echaban uno sobre el otro.
[4] Tragando sin distinguir y de una vez-


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