DIALOGOS DE CONOCIMIENTO: LOCKE Y EL
LENGUAJE
Vamos a ver qué nos tiene que contar Locke acerca del lenguaje
en su vertiente filosófica. Cómo incardina su teoría lingüística de carácter
semiótico basado en la semántica como instrumento para definir o encontrar la
clave del conocimiento o modo de entender la realidad por parte del ser humano.
—
Se
origina o tiene su fundamento en la parte III de su Ensayo sobre el entendimiento humano, ¿no?
—
Exacto, su libro tercero, el cual es la primera
obra que expone sistemáticamente las tesis semánticas basadas en el giro
epistemológico cartesiano.
—
¿En qué consiste?
—
En elaborar una teoría del lenguaje para
resolver problemas epistemológicos ligándolos a problemas semánticos. La
solución a los problemas del conocimiento viene dada por la solución a los
problemas del lenguaje o modo de entenderse del hombre.
—
Pero Locke es el padre del empirismo británico,
¿cómo aborda el sistema lingüístico? ¿Cómo se acerca al lenguaje?
—
Estableciendo límites al conocimiento.
—
¿Qué límites?
—
Sólo puede hablarse de aquello de lo que
tengamos conocimiento.
—
Entonces la propia naturaleza pone límites al
conocimiento.
—
Esto es. Y es el conocimiento quien pone límites
a aquello que podemos expresar mediante el lenguaje.
—
En cierta medida, parece influido por el
concepto baconiano de la naturaleza y el hombre.
—
En efecto; y la aplicación por Locke de la
metodología de F. Bacon en su Novum
Organum, es fundamental para el desarrollo de la concepción empirista.
—
¿Por qué?
—
Porque refuta la concepción apriorista y se
centra inflexiblemente en los hechos.
—
¿En qué manera afecta eso al lenguaje?
—
En que producen desconfianza los usos
apriorísticos, establecidos del lenguaje, porque se tiene el convencimiento de
que su mensaje viciado expresa contenido incierto y confuso.
—
La sugerencia, pues, es concebir un nuevo
lenguaje, pero, ¿cuál?
—
El matemático basado en la lógica de conceptos.
—
¿Por qué?
—
Porque se tenía el convencimiento desde Galileo
de que la naturaleza tiene estructura matemática, y que por lo tanto…
—
… cualquier expresión de esa naturaleza,
cualquier acercamiento verídico a ella debía expresar sus contenidos en un
lenguaje verificable, matemático.
—
Esto es.
—
¿Esto no convierte el estudio del lenguaje en
una especie de relación semiótica entre la naturaleza y lo expresable?
—
En cierto modo, sí.
—
¿De qué manera?
—
Por medio de una investigación doble.
—
¿Cómo es posible?
—
Una primera investiga la relación entre las
palabras y las ideas, y una segunda, las ideas y las cosas.
—
¿Como los modistae?
—
Sí, pero la relación establecida entre la
realidad y el lenguaje es inversa.
—
Vamos a ver; los modistae partían de la esencia, y de aquí a través de la aplicación
de la inteligencia o modo de captación, se determinaba la elocución o forma de
decir las cosas, su significación.
—
Exacto, sólo que Locke parte de la significación
y dice que ésta es arbitraria en su modo de significar y que, por tanto,
efectúa la manera como son aprehendidos los conceptos naturales.
—
Esto explica por qué se da tanta importancia a
la crítica de las convenciones lingüísticas tradicionales.
—
Efectivamente.
—
¿Por qué, exactamente?
—
Porque el análisis de la realidad así verificado
carece de verdadero conocimiento.
La idea
—
Vamos ahora a analizar el principal concepto de
Locke en su teoría semántica.
—
¿Cuál?
—
El de idea.
—
Pero este término ha sido utilizado antes de
Locke, no representa una novedad y puede ser confundido con otras concepciones
que tiene su mismo nombre.
—
Cierto, pero en esto Locke se dejó influir por
la tradición academicista. Quizá pensó que era más fácil de aprehender la
teoría que iba a explicar si la encerraba en un concepto de todos conocido al
que tan solo había que reconfigurar cambiando los sentidos y los matices, como
así hizo.
—
¿En qué consiste, pues, su concepción de idea?
—
Pues básicamente en que las palabras significan
ideas.
—
Explica mejor, no lo capto.
—
Vale. Hay que imaginar dos pasos: el primero,
Locke considera las ideas como un cierto tipo de signos de las cosas.
—
Es un plano fundamentalmente abstracto, ¿no?
—
Sí.
—
¿Y el segundo?
—
Las palabras como signos de las ideas. Repito,
su teoría semiótica formula cómo las palabras significan ideas, y éstas pueden
ser individuales y generales.
—
Esto es como decir que las palabras nada
significan, que sólo lo hacen las ideas particulares de cada individuo.
—
Exacto, y que sólo cuando estas ideas necesitan
ser expresadas para que sean entendidas por otros, han de ir revestidas o deben
ser formuladas en un código que debe ser aprendido por todos.
—
¿No quedan excluidas entonces las acepciones
metalingüísticas de la lengua?
—
Así parece, y es más, la teoría del significado;
por este motivo atañe a los términos categoremáticos.
—
Es decir, básicamente se trata de una teoría
nominalista.
—
Correcto, porque centra su análisis sobre la
categoría del nombre, concede máxima importancia a la función nominativa:
nombres y predicados verbales.
—
Volvemos a la importancia capital de los
enunciados como contenidos de las ideas, o conceptos.
—
Eso es; no olvidemos que fundamentalmente las
reflexiones sobre el lenguaje realizada por filósofos concede a éstas el valor
instrumental para asegurar, limitar o apoyar los conceptos epistemológicos de
su sistema de ideas.
—
Lo que centra el tema del debate en cómo se
produce la comunicación.
—
En efecto, s podemos establecer las condiciones
de la comunicación, podremos asegurar científicamente el intercambio de ideas.
—
Lo que parece llevarnos a una reflexión primera
acerca de la función del lenguaje. Si logramos establecer los términos de su
funcionalidad, podremos determinar sus condiciones de posibilidad, y una vez
hecho esto definir sus parte, delimitar sus logros y analizar sus fines.
—
Exacto; y lo primero de todo es que la función
del lenguaje para Locke es conseguir un canal para lanzar al exterior el mundo
de las ideas individuales.
—
La conexión de las mentes.
—
Eso es, en definitiva, la comunicación, que no
es otra cosa que el hecho real de una exposición de ideas por parte de un
individuo y una captación y aceptación de esas ideas por parte de un auditorio.
—
Pero, s hemos dicho que las palabras sólo
significan ideas y éstas se encuentran en la mente del individuo, porque la
realidad sólo se capta en forma de idea y está asimilada en el ámbito de la
experiencia, ¿cómo se explica el aprendizaje del lenguaje que hace posible que
esa idea se exteriorice del individuo y pueda hacerse comprensible a otras
mentes que tal vez no dispongan de esa experiencia?
—
Es complicado y sencillo a la vez. Veamos. Hemos
dicho que el lenguaje permite referirse a la realidad sólo a través de las
ideas, ¿no?
—
Sí, es verdad.
—
Por lo que, representando el fruto de la
experiencia solamente el lenguaje perdería significatividad.
—
Explícalo mejor.
—
Que sólo podemos hablar de manera significativa
de lo que hemos experimentado.
—
Ya lo tengo, que los límites del lenguaje han de
coincidir exactamente con los de su experiencia individual.
—
Sí, pero Locke, ante esta limitación de su
propia etimología, se socorre de dos ideas principales, que son auxiliares y se
apoyan en presunciones, no en hechos empíricos.
—
Es decir, que para intentar explicar un hecho
empírico como es la comunicación tiene que recurrir a teorías implausibles, es
paradójico.
—
Cierto.
—
Muy bien, ¿y cuáles son estas dos tesis?
—
La primera se basa en la presunción de que las
ideas que tienen los demás en su mente son similares a las nuestras.
—
La tesis de la similitud de la especie, lo mismo
que compartimos necesidades, y es obvio que también aspiraciones, sensaciones y
sentimientos, ¿por qué no íbamos a compartir básicamente las mismas ideas?
—
Así es.
—
¿Y la otra?
—
Realizamos una ilusoria o falsa relación directa
entre lenguaje y realidad, compartimos la creencia de que nuestras palabras se
refieren a la misma realidad.
—
Pero, desde la perspectiva lockeana es una
concepción equivocada del funcionamiento del lenguaje.
—
¿Por qué?
—
Porque partimos de una necesidad apriorística de
dar valor de realidad a nuestras afirmaciones.
—
Así Locke distingue el uso significativo del
asignificativo de las palabras, este último es el que nos permite aprender, aunque
sólo sea ilusoriamente, siendo capaces de usar palabras a las que no asociamos
ideas, exactamente igual que a loros.
—
Ya, ya.
—
Para el aprendizaje es esencial porque podemos
indicar la existencia de una realidad no experimentada a personas distintas de
nosotros. El que las aprende, aprende lo mismo que nosotros sabemos.
—
Luego, para que haya comunicación ha de haber
identidad de denominaciones e identidad de ideas.
—
Correcto. La clave para entender el proceso de
comunicación lockeano se encuentra en la sinonimia, tanto en signos como en
ideas.
—
De este modo queda resuelto el problema de Locke
sin que se resienta mucho su edificio empírico, porque aunque parte de
suposiciones, el resultado es el hecho empírico de la comunicación.
—
Esto es; los hombres pueden tener las mismas
ideas porque experimentan una realidad igual y sus herramientas perceptivas de
esta realidad son similares.
—
Basada en la especie humana. Por esto, quizá le
es fácil a Locke a partir de aquí justificar la existencia de ideas generales,
que es una especie reducida del mundo de las ideas platónicas, ¿no?
—
No exactamente; pero sí una base no tangible que
constituyen el significado de los nombres comunes. Porque lo general, como tal,
no existe, sino que es producto del entendimiento.
—
Luego es el entendimiento el que, tendiendo a
generalizar la experiencia de lo real, expande en una especie de esencia de la
especie.
—
Si, es el precedente del intensionalismo
moderno.
—
¿En qué sentido?
—
En el sentido de que no se identifican conceptos
con las clases extensionales correspondientes, los nombres etiqueta, sino con conjuntos
de propiedades definitorias, es decir como lo que define ese nombre y que se
aplica a todos los miembros de su clase en cuestión. El nombre es realmente una
definición de propiedades esenciales.
—
Es algo complicado.
—
Toda la teoría semiótica lockeana se basa en el
concepto de especie, la generalidad la garantiza la similitud de los
individuos, por eso dice Locke que todas las cosas que afectan a la naturaleza
se propagan por simiente, es decir, el mismo término corresponde a una misma
idea general formada basándose en la similitud entre los individuos de la
especie en cuestión.
—
Eso explicaría que la abstracción que nos hace
más de una especie es la esencia misma de esa especie, ¿no?
—
Bien dicho. Lo que acerca la postura lockeana a
la conceptualista moderna.
—
¿Cómo?
—
Siendo que el significado de los términos
generales el realmente…
—
¿..el concepto?
—
Pero, ¿fundamentado en qué?
—
En las sustancias
—
¿..y equivalente a…?
—
La totalidad de los componentes estructurales.
—
Correcto; así el significado se corresponde con
la idea abstracta basada en la esencia nominal.
—
Entonces, ¿se aplica siempre esta disimilitud
entre la esencia real y nominal?
—
No, sólo en el caso de las sustancias, porque en
el caso de los nombres de las ideas simples y los modos, las ideas coinciden, o
no hay disimilitud.
—
Entonces, hemos terminado con la teoría
semiótica de Locke, ¿no es así?
— Sí,
pero nos queda analizar las ideas de su gran refutador, Leibniz, y su ataque
con el sistema semiológico que pretende transformar el lenguaje en un
instrumento cognitivo.
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