sábado, 6 de agosto de 2011

LA REVOLUCIÓN CULTURAL DEL RENACIMIENTO

Movimiento[1] fundamentalmente cultural que aspiraba a retornar a la antigüedad greco-latina como modelo cultural.
Abarca cronológicamente desde mediados del siglo XIV hasta principios del XVII y representa todo un programa de renovación cultura y política con pretensión de instaurar una nueva época en la civilización europea.
Tiene la conciencia del nacimiento de una edad nueva que se presenta con caracteres opuestos a los de la edad precedente, con conciencia polémica.
Tal renacer aparece como indisolublemente unido al retorno del saber de los clásicos greco-latinos, considerados fuente inspiradora y modelo de la nueva civilización.
Dicha recuperación de los clásicos sería en su integridad, rechazando radicalmente a los clásicos escolásticos que en su opinión habían sido adulterados y falsificados. è Nueva lectura de la antigüedad clásica èè crítica y rechazo de la lectura hecha en la Edad Media.
No pretende ser sólo un movimiento de renovación cultural en artes y letras, sino también en la vida social, económica y política, liberando a la humanidad de la barbarie hacia la paz y la prosperidad. Esta invitación a la acción quiere dejar atrás la desolación y estaba destinado a extenderse por Europa.


El Renacimiento debe situarse en los orígenes de la modernidad (siguiendo a Hegel) como la “Aurora” que disipa la oscura noche del Medioevo.
Los renacentistas elaboraron el programa cultural que recoge los ideales fundamentales de la nueva época: el punto de partida del hombre moderno no podemos ni debemos situarlo en el siglo XVII, sino en los siglos XV y XVI, en los que surge una nueva visión del hombre, que abrió nuevos caminos en múltiples direcciones. Engels habló en este sentido de una revolución: sacudida de la estructura social y económica, así como del sistema de valores y la concepción de la vida. Tuvieron una clara conciencia de estar iniciando una nueva etapa en la historia de la humanidad.
Los pensadores renacentistas adoptan una actitud en la línea de la tradición clásica, a mediados del siglo XIV (el lema del retorno a los clásicos). Veían en ellos auténticos modelos, pero no los contemplaron como una especie de oráculos divinos, ni como legisladores del pensamiento, por esto mismo sustituyeron el principio de autoridad por el de la libre investigación (nombra mucho a Eugenio Garin).
Esta vuelta a los orígenes terminó en gran medida suponiendo y exigiendo un recomenzar el edificio del saber desde el principio:
·         Limitación de las teorías de los antiguos a la tarea del pensar y del obrar.
·         No supuso el desprecio o la indiferencia para el pensamiento de la Antigüedad.
·         Valoraron muy positivamente sus logros, pero lo hicieron en su justa medida.
·         En la antigua filosofía, buscaron y creyeron encontrar un rico caudal de valiosas experiencias y un estilo autónomo de pensamiento que debía ser imitado.
El hombre renacentista es en su raíz auténticamente revolucionario al creer que podía cambiar cualquier realidad enojosa. Mientras el hombre medieval vivía en un mundo que creía inmutable e indestructible y en el que nada podía hacer para cambiar el curso natural y jerárquico de las cosas, el hombre renaciente estaba convencido que si sufría no era por decreto de la naturaleza o de Dios, sino por su falta de esfuerzo intelectual o manual, por su estupidez o perversidad. Esa excelencia, exigía esfuerzo y perseverancia para desarrollar los poderes intelectuales y manuales.

·         Preeminencia de la palabra. Poesía y verdad.


El hombre se distingue de las bestias por la palabraè debe preocuparse por cuidarla y cultivarla. La preocupación por el buen hablar, crítica a la barbarie de la Edad Media centrada en la barbarie de su lenguaje.
El culto al hombre empieza siendo un culto a lo que se considera un don divino.
Leonardo Bruni destaca que las palabras no poseen una “mollitia” (flexibilidad): una misma expresión adquiere distintos significados según los diversos contextos en que es utilizada: y es precisamente esta experiencia de la palabra la que pone de manifiesto la riqueza y abundancia de la vida misma. Es necesario un lenguaje ágil y versátil que refleje la historicidad de la palabra y eso es propio según Bruni del lenguaje ingenioso.
Los estudios humanísticos sirven para dignificar la vida, por eso era necesario (Tetrarca) unir retórica y filosofía.
Lorenzo Valla llega a identificar la filosofía con la retórica.
Cicerón inspiró todo el programa del humanismo romano: la elocuencia va unida a la sabiduría y este mismo punto de vista del orador-filósofo es el que sostiene Petrarca: maestro de estilos. También es filósofo de los nuevos tiempos è partidario de una filosofía enemiga de las vacías disputas de las escuelas y que deben preocuparse por la vida de los hombres y de su ciudad. Cree: esa disciplina literaria (elocuencia) y esa investigación y preocupación por la vida de los hombres (filosofía), deben ir en íntima unión.
Postura que no fue unánimemente defendida por todos los humanistas. Algunos desligaron el contenido y las formas lingüísticas, quedándose con esta última. Lo que cuenta para ellos es el goce estético ante la vida ,y ese goce arranca en su origen del bien hablar, propio del hombre cultivado.
La polémica antírretórica fue dirigida por Juan Pico Della Mirándola: entendía que el lenguaje puramente retórico terminaría extenuándose en una formalidad vacía. También le parece que los retóricos han perdido el engarce de la elocuencia con la sabiduría. Contando con el encanto y belleza que la elocuencia puede dar a la vida, Pico constata que sólo la búsqueda de la verdad hace que el hombre pueda llevar a una vida verdaderamente humana.
La discusión apariencia-verdad se extendió a todos lo ámbitos de la cultura. Para Maquiavelo la política solo es apariencia y el lenguaje político debe ser visto como un lenguaje retórico que busca la seducción y la manipulación. Dicho lenguaje es por excelencia para Nicolás el lenguaje religioso è ningún otro tiene la capacidad de seducción que él tiene, siendo además capaz de llegar a todo el mundo.

Junto al descubrimiento del hombre, el descubrimiento del mundo.
Ya no es un simple lugar de paso para el más allá, no se predicará la fuga o la evasión del mundo, sino al contrario, descubrirán su valor y su belleza y lo mirarán como objeto digno de contemplación y lugar adecuado para que el hombre construya en él su morada.
No es espectador, sino que se convierte en actor y desea hacerse dueño del mundo mediante el poder de su conocimiento, saber operativo, buscando poner a su servicio a las fuerzas cósmicas.
La ciencia no se dirigirá contra la filosofía natural aristotélica sino también al naturalismo mágico representado por una concepción de la naturaleza que incluía la relación religiosa con el mundo y la apoteosis del hombre mago, capaz de dirigir el curso de las cosas, convirtiendo al hombre en soberano y dueño de los poderes de la naturaleza.
En la nueva ciencia predomina una concepción mecánica del universo.
El mundo: mecanismo de relojería, sistema matemático orgánico (Galileo).
El Renacimiento[2] buscó no el divorcio, sino la convergencia de la racionalidad y las fuerzas vitales.

·         El mundo objeto digno de contemplación

Frente[3] a un mundo como lugar de paso para el más allá ( medieval), los renacentistas descubren su valor y su belleza, lo tienen como objeto contemplable y lugar para construir la morada del hombre è Estudio de la naturaleza: objetiva è aparición de la ciencia moderna y del método científico experimental. Dos líneas:
a)                     Escuela Paduana (Pomponazzi): por Aristóteles, concepción naturalista del mundo buscando una descripción del orden universal en el que las fuerzas que ejercen su acción son siempre las mismas y su influencia se extiende al conjunto de todos los seres, incluidos el hombre y la sociedad humana. La naturaleza se explica por sí misma, prescindiendo de Dios y en el mundo no hay lugar para milagros, intervenciones divinas o demoníacas.
b)                     Concepción unitaria inmanentista (Bruno): descarta la trascendencia al devolver a Dios al mundo y al defender una postura panteísta. Bruno concibe el universo como vida infinita e inagotable: Dios presente en todas las cosas “Natura est deus in rebus”. El espíritu científico, unido a exaltación poética del universo. Objetividad de la naturaleza è la experiencia emotiva surge del conocimiento de la misma y no antes. La exaltación de la naturaleza è la del hombre.

·         El hombre dominador del mundo por su condición y voluntad.

El saber es operativo: el hombre deja de ser espectador para convertirse en elemento activo que desea hacerse dueño del mundo mediante el poder que le da su conocimiento è poner a su servicio las fuerzas cósmicas: la magia, actividad práctica capaz de transformar la naturaleza y de actuar sobre ella mediante el conocimiento de sus leyes y de las fuerzas que en ella existen. Magia, la cima de todas las ciencias con fines prácticos y técnicos. El mago es un sabio que sabe actuar.
La concepción de la magia difiere en el renacimiento del de la época medieval è superstición. Es, por el contrario, verdadera o científica, verdadero arte basado en la observación y el conocimiento de la naturaleza è el mago es capaz de dirigir el curso de las cosas, convirtiendo al hombre en soberano y dueño de los poderes de la naturaleza.
Campanella intentó reducir la magia a la ciencia, pero no lo consiguió porque la magia supone una concepción del mundo y del hombre con la que estará en completo desacuerdo la ciencia moderna. La magia concibe el mundo como un universo vivo en todas partes (Hermes Trismegisto fundamenta la concepción mágica en la idea de un universo animado).Sin embargo, la nueva ciencia concebirá el mundo o como un mecanismo de relojería divino, o como un sistema orgánico matemático (Galileo).
Leonardo Da Vinci reaccionó contra la magia, aunque le debe a ésta su concepción del saber contrario al que se limita a contemplar y que permanece estéril, defendiendo por el contrario la idea del saber activo que busca expresarse en obras. Reivindica el arte mecánica, la obra de las manos è dignidad del hombre.
Francis Bacon también le debe a la magia su concepción de ciencia como poder, que observa e interpreta la naturaleza para dominarla y construir en ella el reino del hombre. Es necesario superar lo que llama “experiencia errática” è la falta de sistematicidad de los experimentos mágicos, su carácter accidental, causal y arbitrario, dotando al investigador de un método preciso. El progreso de las construcciones teóricas y el progreso de la condición humana : unidas è renovación total de la sociedad humana: reforma de las ciencias y de las artes è los fines que deben guiar al conocimiento humano.



[1] Sigo de modo principal en este tema la “Guía Didáctica HISTORIA DE LA FILOSOFÍA RENACENTISTA, de Moisés González. Incisos, anotaciones, escolios y ampliaciones, irán debidamente anotados en sucesivas apariciones.
[2] Otra cita de E. Garín.
[3] Sigo el libro “Introducción al pensamiento filosófico” cap III de Moisés González

No hay comentarios:

Publicar un comentario